Esa situación contrasta con el reto de erradicar el hambre al que se comprometió la comunidad internacional en 2015 con la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, según recordó.
Aunque las cifras del hambre se difundirán el próximo septiembre, Da Silva adelantó que su nivel ha aumentado a más de 800 millones de personas -frente a los 795 millones que había en 2015- tras años en los que su número se había reducido.
El responsable subrayó que actualmente hay 19 países que sufren crisis prolongadas, todos ellos sumidos en la violencia, factores que en muchos casos se combinan con la sequía y otros efectos del cambio climático.
El 60 % de las personas que sufren hambre en el mundo vive en países afectados por el conflicto, apuntó Da Silva, que insistió en que para salvar vidas hace falta “salvar sus medios de vida”.
Afirmó que el hambre en las zonas rurales de África, Asia o Latinoamérica impacta en otras partes del mundo, como ocurre con la migración, por lo que instó a los países desarrollados a mantener sus contribuciones a la organización para la lucha conjunta contra esa lacra.
El administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner, reiteró también en la conferencia que la mayoría de los 65 millones de desplazados que hay en el mundo se quedan en los países vecinos y no tanto en Europa.
Steiner llamó a no subestimar el efecto del cambio climático y a actuar con solidaridad, vislumbrando un futuro sostenible para la agricultura, si se quiere erradicar el hambre y la pobreza.
En ese sentido, afirmó que es necesario apreciar a los pequeños agricultores, que producen el 80 % de los alimentos disponibles en el mundo, e invertir en ellos como base para que las comunidades puedan sostenerse a sí mismas.
“Optimizar la economía agrícola es quizás una mejor forma de ver la agricultura del futuro. No es producir el máximo posible lo que lleva a una seguridad alimentaria sostenible”, dijo Steiner, quien subrayó el efecto que tienen las regulaciones y los mercados en los productores.
En un acto posterior, el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert Houngbo, recordó que muchos de los que pasan hambre “son el resultado de la pobreza y las desigualdades, la exclusión de pequeños productores e inversiones inadecuadas en las zonas rurales”.
El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, urgió a presionar a aquellos países involucrados en conflictos para que los solucionen.
Pidió tomar conciencia de la “seriedad” del problema del hambre en vez de hablar tanto de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, del presidente estadounidense Donald Trump o de la ultraderechista francesa Marine Le Pen.
Más de mil participantes, entre ellos 70 ministros y otros altos cargos, asistirán esta semana a la Conferencia de la FAO, el máximo órgano de gobierno de esa agencia de la ONU que celebra su 40ª sesión en la que se aprobará su plan de trabajo y presupuesto.