Caprio les pide a los niños que suban al estrado a ayudar a juzgar a sus padres y pide a los estudiantes de secundaria que prometan asistir a la universidad a cambio de perdonarles multas. Establece planes de pago para personas con problemas financieros.
En ocasiones pierde la paciencia, e incluso consigue risas cuando rechaza peticiones de recesos.
El juez cree que se ha hecho viral porque la gente ha perdido la fe en el Gobierno y está acostumbrado a que las instituciones respondan con dureza sin importar las circunstancias personales.
“Creo que yo debo tomar en cuenta si alguien está enfermo, y si su madre murió y si tienen hijos que pasan hambre”, dijo. “No llevo una placa bajo la toga. Llevo un corazón bajo la toga”.
En uno de los videos aparece una mujer que había acumulado multas por valor de US$400. Ella se desmoronó, describiendo cómo había intentado recomponer su vida después de que su hijo muriera apuñalado.
“Solo estoy pasando por una época difícil, su señoría”, dijo al juez entre lágrimas mientras Caprio escuchaba con atención.
“No creo que nadie quisiera experimentar eso jamás en su vida”, le dijo el juez.
“Es la peor sensación del mundo. Me siento vacía y perdida”, respondió ella.
Caprio desestimó las multas. Ese video se ha visto casi 170 millones de veces en Facebook y tiene subtítulos en nueve idiomas.
Caprio aprendió su compasión de su padre, un inmigrante italiano y vendedor de fruta convertido en lechero, que pagaba las facturas de clientes que no podían pagar a pesar de que su propia familia vivía en un piso sin agua caliente y con pocos recursos.
El juez enseñó Historia en una escuela secundaria para mantenerse mientras estudiaba derecho por la noche. Tras trabajar como abogado, se convirtió en juez a tiempo parcial en la corte municipal en 1985. Unos años más tarde, su hermano Joe empezó a grabar las sesiones y llamó al programa Caught in Providence.
Desde entonces se emite en la zona, pero la fama de Caprio se disparó el año pasado cuando empezaron a aparecer videos más cortos en Facebook, subidos por la productora de Joe y Sociable, una firma de medios sociales de Providence.
La gente que acude a la corte tiene la opción de no ser grabada. Pero a la mayoría no les importó, como a Judy Barros, que ha visto el programa durante años y comparecido dos veces ante el juez.
“Si tienes un problema, él escucha”, dijo poco después de que él desestimara una multa por aparcar en una zona donde estaba prohibido, a pesar de que ella tiene un cartel de discapacidad.
Caprio dijo que no intenta cambiar el mundo, sino hacer su parte. “Sólo hago lo que me enseñó mi padre”, comentó. “Sigo su consejo, y eso encontró eco en el mundo” .