Hay registros que demuestran que el agua ha subido dos metros, cuando llueve en Xela, por lo que Armando Rivera, especialista en análisis y gestión de riesgo y quien estudia ese fenómeno desde el 2012, cree que si no se actúa de inmediato, en unos siete o 10 años, el agua podría cubrir la ciudad. Alcanzaría los tres metros, principalmente en las zonas 1, 2, 3, 5, 7 y 9.
Rivera, al igual que muchos vecinos, coincide en que el problema se debe a la falta de ordenamiento, al crecimiento poblacional y a la deforestación. Una solución que podría paliar la situación, a mediano plazo, dice, es sembrar árboles frutales en las partes altas del pueblo y no autorizar más construcciones.
“Quetzaltenango está predispuesta a este tipo de problemas, porque está —asentada— en un valle y los cerros que la rodean son potenciales hídricos y fuentes de correntías de grandes magnitudes, sobre todo en el cerro Siete Orejas”, señaló.
La falta de inversión de las autoridades también incide. “Numerosas han sido las recomendaciones, pero nadie se atreve a ejecutar alguna”, asegura el urbanista Luis Fernando Castillo. La contaminación del río Seco, que cruza gran parte de la ciudad, es otra causa de las inundaciones.
Luisa González se siente frustrada, porque sabe que con la lluvia no le espera nada bueno. “Cada año las autoridades invierten fondos en estudios, pero los resultados no se evidencian”, expresó.
Como es común, las autoridades municipales culpan a las administraciones anteriores de haber autorizado construcciones en áreas de riesgo. El concejal Víctor Agustín cree que por la pérdida de bosque el suelo se erosiona y grandes cantidades de lodo descienden cuando llueve. El funcionario asegura que no se le pone atención a la reforestación porque se atienden las emergencias de la parte baja.
Video publicado en 2015 por Antonio Sánchez, que muesta la magnitud de las inundaciones en Almolonga, Quetzaltenango.
Datos de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) revelan que más de 10 mil puntos están en riesgo en el país, entre ellos varios de la capital, donde grandes cantidades de basura terminan en los tragantes y causan el colapso de drenajes. Cuando llueve, la ciudad es intransitable, calles y avenidas principales y viaductos se llenan de agua.
La belleza colonial de Antigua Guatemala, Sacatepéquez, le valió para que hace 38 años fuera declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Pero cuando llueve, muchas de sus calles pierden su atractivo y se transforman en charcos, porque los drenajes no se dan abasto.
El problema en Antigua Guatemala radica en que los sistemas de alcantarillado fueron construidos sin pensar que en algún momento habría una explosión demográfica. Muchos vecinos tiran basura en las calles y la municipalidad no da el mantenimiento necesario, según pobladores. El problema se evidencia en las colonias El Manchén y Candelaria.
También la calzada Santa Lucía Sur y San Felipe de Jesús se inundan cada vez que llueve. Ahí, la comuna trabaja en estudios de preinversión en busca de soluciones, según el vocero, Sergio Rodríguez.
La Conred indicó que otro problema es el surgimiento de proyectos habitacionales que recargan la capacidad de los sistemas obsoletos de drenajes. Desde el año pasado, varias organizaciones estatales buscan mecanismos para mitigar ese problema, que va en aumento.
En junio del 2016, la naturaleza dejó claro que la deforestación trae consecuencias lamentables. Vecinos de Jerez, Jutiapa, fueron sorprendidos por un aguacero que arrastró piedras y lodo desde lo alto del volcán Chingo.
El Gobierno decretó estado de Calamidad, porque el panorama era apocalíptico, a pesar de que no se registraron pérdidas humanas. Los meses han pasado y las medidas de mitigación han sido mínimas, pues la tenencia de la tierra en ese lugar es incierta y la construcción de un canal de conducción está detenida.
Varios factores se conjugaron esa vez. Todo empezó con un incendio forestal en la parte salvadoreña del volcán. La deforestación en un área protegida por el Estado también influyó.
Escuintla, Mazatenango y Chimaltenango también se enfrentan a inundaciones, problema que nadie ha podido resolver.
Las inundaciones no tienen que ver con el tamaño de las ciudades. Un ejemplo es lo que ocurre en la capital, Antigua Guatemala y Quetzaltenango. En algunos casos ha habido falta de prevención por parte de las municipalidades, pues son las encargadas de solucionar esos problemas. Se deben limpiar los tragantes, porque en estos se acumulan grandes cantidades de basura.
Las ciudades crecen, pero ese crecimiento no va de la mano con el mejoramiento de los sistemas de captación de aguas de lluvia. Las autoridades también deben tomar en cuenta las pendientes y laderas, así como y la ubicación de las cuencas, porque las construcciones en esos lugares son uno de los principales problemas”, dijo la experta.
“Hay varias medidas que se pueden implementar, pero la más importante es la prevención. Antes de cada invierno las municipalidades deberían efectuar tareas de limpieza en los sistemas de drenajes. Las autoridades tienen que crear estrategias para el manejo de los desechos sólidos que producen sus ciudades.
Otro punto importante es promover la educación de los vecinos, para que estos no tiren la basura en cualquier lugar. Debe haber esfuerzos coordinados entre las autoridades, vecinos y propietarios de lotificaciones”, mencionó.
Recuento de daños
Al menos 17 personas han muerto en Guatemala en la presente temporada de lluvia, informó este lunes la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
De acuerdo con un consolidado de las emergencias que han sido atendidas por la Conred de mayo a la presente fecha, unas 169 mil 629 personas han sido afectadas por la lluvia, de las cuales 17 han perdido la vida.
Además, se reporta que de las tres mil 118 personas evacuadas 698 continúan en albergues temporales y otras 600 están en riesgo.
En cuanto a infraestructura, la Conred reporta 14 puentes afectados y seis destruidos, así como 65 tramos carreteros con daños.
De acuerdo con los reportes oficiales, hay 98 viviendas con daños leves, 689 moderados y 32 severos, otros 113 inmuebles están en riesgo, debido a que se ubican en barrancos y laderas.
La lluvia afectó, hasta la fecha, siete escuelas a escala nacional, según el ente oficial, que permanece en alerta ante el incremento de la lluvia.