En una hora, 50 minutos y 50 segundos, Kipchoge completó los 42 kilómetros de la maratón completa en el circuito Prater de Viena, la capital de Austria.
“Esto muestra que nadie tiene límites”, dijo Kipchoge tras acabar la carrera, y ahora espera que tras haber alcanzado el reto, “más personas lo hagan después de él”.
El campeón olímpico había fallado por 25 segundos en su intento anterior, durante el Gran Premio de Italia en el circuito de Monza en 2017.
La hazaña de Kipchoge es gigantesca, pero una serie de factores hacen que no sea reconocido de forma oficial por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés).
El keniano fue asistido por un equipo de 42 personas que se tomaban turnos para marcarle el paso, incluyendo al campeón olímpico en la disciplina de 1.500 metros Matthew Centrowitz y otros medallistas olímpicos como Paul Chelimo y los hermanos Ingebrigtsen Jakob, Filip y Henrik.
Sus entrenadores se acercaban en bicicleta par alcanzarle agua y geles energéticos, una práctica diferente a la de las maratones competitivas, donde el corredor se acerca a una mesa por las bebidas.
Además, un coche guía le proyectaba sobre la pista con luz fluorescente el recorrido idóneo a seguir.
Este tipo de ayudas no están permitidas bajo las reglas de la IAAF, razón por la cual no reconocerá la marca de de Kipchoge como el récord oficial de una maratón.
El corredor keniano ostenta, de cualquier forma, el récord reconocido en una maratón oficial con un tiempo de dos horas, un minuto y 39 segundos conseguido en Berlín en 2018.