Gran parte de los capitalinos no durmieron, temerosos de una fuerte réplica y pendientes de los rescates en la cuarentena de edificios colapsados en Ciudad de México, que el 19 de septiembre de 1985 quedó parcialmente destruida por un sismo de 8,1 grados que dejó más de 10.000 muertos.
Los rescates se centran en la zona sur y en el corredor Roma-Condesa, exclusivo sector conocido por sus bares y restaurantes y donde viven numerosos extranjeros.
En los estados de Puebla y Morelos, donde se ubicó el epicentro del sismo ocurrido a las 13H14 locales (18H14 GMT) del martes, también continúan las tareas de rescate en viviendas y construcciones destruidas.
Una nube de polvo
En la capital, el epicentro de la tragedia era el derrumbe de la escuela Enrique Rebsamen, localizada en el extremo sur.
“Tenemos 26 muertos, de los cuales 5 son adultos y 21 niños (…) el número de personas atrapadas oscila entre 30 y 40”, dijo a la cadena Televisa José Luis Vergara oficial mayor de la Armada de Guerra, quien coordina las tareas.
Militares, apoyados por civiles y rescatistas, trabajan bajo la luz de generadores, pero la búsqueda es complicada debido a que la escuela, que de tres pisos se redujo a uno, amenaza con colapsar por completo.
Vergara detalló que lograron establecer comunicación con una maestra y dos menores atrapados.
Una periodista de AFP constató la presencia de al menos cinco madres que en la madrugada esperaban noticias de sus hijos en medio de gritos y llanto.
Una de ellas tuvo que recibir atención médica por una crisis nerviosa.
También padres de los chicos ayudaban a remover los escombros, mientras se desplegaban perros entrenados para rescate y se utilizaban sofisticados instrumentos para detectar el más mínimo sonido entre el derrumbe.
“Se vino una nube de polvo cuando se colapsó una parte del edificio totalmente. Nos tuvimos que resguardar en nuestros salones hasta que pasara el temblor”, dijo a Televisa María del Pilar Martí, profesora de la escuela.
Al término de la audiencia general este miércoles en el Vaticano, el papa Francisco elevó una plegaria por los mexicanos.
“En este momento de dolor quiero manifestar mi cercanía y oración a toda la querida población mexicana”, dijo Francisco en español.
También la Unión Europea expresó sus condolencias y ofreció ayuda de emergencia.
Silencio y aplausos
Con un puño levantado o al grito de “¡Silencio!”, los rescatistas -desde los llamados Topos que se especializaron en recate con el sismo de 1985, hasta civiles voluntarios- no pararon durante la madrugada con la esperanza de escuchar algún ruido que indicara que había un sobreviviente entre los escombros.
Mientras se excavaba y retiraban escombros en botes de plástico que son pasados de mano en mano, un topo se internaba en un boquete en busca de sobrevivientes. Cuando lo conseguía, el silencio se rompía entre vivas y aplausos.
Gran parte de la ciudad no descansó. La AFP constató que en las calles circulaban numerosas camionetas de carga trasladando agua, alimentos, medicinas y otros artículos, mientras que en otras se observaban a socorristas equipados con palas y picos.
En parques públicos de la zona Roma-Condesa se instalaron campamentos en donde se reunía ayuda para rescatistas y damnificados.
Numerosas personas durmieron en la calle sobre cobijas o dentro de tiendas de campaña.
Las clases en la capital y en los estados afectados fueron suspendidas hasta nuevo aviso mientras que empresas y oficinas públicas trabajarán con el personal esencial.
El presidente Enrique Peña Nieto mandó un mensaje en la madrugada exhortando a conservar la calma.
“En la medida de lo posible, la población deberá permanecer en sus hogares siempre que sean seguros y evitar congestionar las calles por donde deben transitar los vehículos de emergencia”, dijo.
México se ubica entre cinco placas tectónicas cuyos movimientos lo convierten entre los países con mayor actividad sísmica en el mundo.
El pasado 7 de septiembre, un terremoto de 8,1, el más fuerte en un siglo en México, causó 96 muertos y más de 200 heridos en el sur del país, especialmente en los estados de Oaxaca y de Chiapas.