La última semana fue intensa: después de su jornada laboral, llegan a la iglesia para efectuar diversas tareas y se retiran a la medianoche. Desde hace muchos años, Alejandro Tobar Monzón coordina el grupo. “Colaboramos con el afán de honrar a la Virgen”, dijo, mientras revisaba la indumentaria de un ángel.
Creatividad
Una mezcla de creatividad y evangelización es una sorpresa año tras año. En 2017 se dedica a las advocaciones de la Virgen, especialmente a los 100 años de las apariciones de Fátima.
El lema central del adorno de este año es “el Espíritu Santo te cubrirá con su sombra”, y será destacado en el altar mayor para resaltar que “la Virgen es madre de Dios, madre nuestra y madre de la Iglesia”.
Tobar indicó que a través de la historia, María nunca ha desamparado a su pueblo. El adorno de la iglesia está compuesto por 10 escenas que representan distintas apariciones de la Madre de Dios, entre estas Nuestra Señora del Pilar, del Rosario, de Los Ángeles, del Carmen y la Medalla Milagrosa. Son imágenes de casi tres metros de alto, que en la monumentalidad de la basílica parecen más pequeñas.
Apariciones
“El adorno también rinde homenaje a los cien años de las apariciones de la Virgen de Fátima, porque cuando fue la revelación los pastorcitos le preguntaron quién era, y ella respondió: Yo soy Nuestra Señora del Rosario”, manifestó Tobar.
Las cortinas destacan el color azul y celeste, característico en la mayoría de las apariciones marianas. “Usamos unas mil yardas de tela en cada tonalidad”, explicó Tobar.
Simbolismo de flores
Los voluntarios elaboraron arreglos de flores artificiales que se colocaron en el templo, y cada flor tiene un significado distinto.
Las azucenas blancas representan la pureza y santidad de la Virgen, mientras que las orquídeas resaltan la realeza.
Los arreglos también tienen rosas, símbolo del amor y la ternura que caracterizan a Santa María, y los claveles significan la vida eterna y la mediación de la Virgen.
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El antiguo clausro de los dominicos, situado a un costado de la basílica y en proceso de restauración, ha sido el taller en donde ha nacido cada flor, cada pétalo, cada hoja.
Fieltro, papel, alambre y otros elementos aparentemente inconexos llegan a conformar el jardín que se abre el 1 de ocubre.
Mientras se ponen en marcha, el ruido de los materiales reina en el lugar, donde por momentos se escucha “présteme tijera”, “¿cómo va con los pétalos?” o “ya hay flores para armar un arreglo”.
Vilma Soriano Dubón, voluntaria, explicó que armar un arreglo dura entre 45 minutos y una hora. Algunos tienen 24 azucenas, 15 rosas y unas 40 orquídeas, 30 hojas y base de metal. El tamaño varía de acuerdo con el área donde se colocan.
“Me siento satisfecha de servir a Dios y a la Virgen”, expresó Soriano, quien trabaja en una librería.
Marta Aguilar elabora flores, porque para ella es una satisfacción servir a Dios, y aunque realiza diversos quehaceres, con sus compañeros trabaja desde la tarde hasta la madrugada cuando se acerca el 1 de octubre.
Estuardo Ovalle, otro voluntario y quien es historiador, manifestó que luego de su trabajo llega a apoyar. “Para mí es una bendición ayudar”, dijo Ovalle, quien tiene cortadas en algunos dedos, debido a la manipulación del material.
Febril actividad
- Al equipo de los floristeros se une un grupo de colaboradores que se encarga de la instalación de cortinajes, medallones, arreglos y demás elementos.
- A las 3 de la mañana, la emoción era intensa pues aún hacía falta colocar y asegurar buena parte de los ángeles y sus estandartes.
- A las 4 de la mañana se estaban terminando de decorar candelabros.
- A las 5 empezó la labor de limpieza, para que los fieles no hallaran ni rastro de las manos que aquí florecieron.