Ciudades

Jóvenes de Escuintla que no consiguen empleo colocan ventas en calles

La colocación de ventas informales en calles y avenidas de Escuintla agobia cada vez más a vecinos, debido a que ocupan las banquetas y los obligan a caminar en la calle, por lo que ponen en riesgo su vida, ya que pueden ser arrollados por pilotos de automóviles, quienes también deben esquivar esos obstáculos.

Ventas de todo tipo de productos ocupan las aceras del centro de Escuintla, por lo que vehículos y vecinos deben sortear obstáculos en las calles. (Foto Prensa Libre: Enrique Paredes)

Ventas de todo tipo de productos ocupan las aceras del centro de Escuintla, por lo que vehículos y vecinos deben sortear obstáculos en las calles. (Foto Prensa Libre: Enrique Paredes)

La economía informal se ha convertido en la mejor proveedora de empleo para quienes no encuentran trabajo por carecer de estudios o no contar con la experiencia que exigen las compañías.

Lucía Figueroa, maestra graduada el año pasado, comentó que empezó a buscar trabajo, pero en los colegios no solo el sueldo es bajo, sino también piden experiencia. Lo intentó en el Estado, pero ahí la situación es más complicada, pues se deben tener contactos para conseguir una plaza.

“Trabajo en una pequeña venta de zapatos en el mercado, y aunque gano poco, me sirve para costearme los estudios, pues seguí en la universidad”, expresó Figueroa.

Cada año, más personas, sobre todo jóvenes, se suman a la fuerza laboral, por lo que muchos colocan una venta informal en alguna calle.

Pobladores señalan el riesgo al caminar entre las ventas que ocupan las calles. (Foto Prensa Libre: Enrique Paredes)

Jairo Quan, integrante de la asociación de vendedores informales de Escuintla, señaló que la falta de comunicación entre las autoridades, no solo municipales sino del Gobierno, no ha permitido gestionar áreas específicas para ventas y   programas de comercio.

Sin control

César Valencia, director de Mercados de Escuintla, indicó  que parte del problema ha sido que administraciones anteriores  permitieron que las personas ocuparan los espacios públicos sin un control, pues dos mil 500 vendedores están autorizados, y no solo abarrotaron ya los tres mercados, sino que también ocupan las calles, pues no hubo un plan para controlar el crecimiento.

Añadió que entre las soluciones a corto plazo, el Concejo trabaja en la creación del reglamento de mercados, que consta de 48 artículos, para regular ese tipo de ventas y evitar que comerciantes vendan los puestos, ya que estos se cotizan hasta en Q50 mil, lo que motiva cada vez más a seguir instalando ventas para luego vender el espacio.

Destacó que están en pláticas con Ferrovías para adquirir en concesión una parte del terreno de la antigua estación del tren, donde se invertiría Q1 millón 500 mil para trasladar las ventas que obstaculizan la vía pública.

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