“Trabajo en una pequeña venta de zapatos en el mercado, y aunque gano poco, me sirve para costearme los estudios, pues seguí en la universidad”, expresó Figueroa.
Cada año, más personas, sobre todo jóvenes, se suman a la fuerza laboral, por lo que muchos colocan una venta informal en alguna calle.
Jairo Quan, integrante de la asociación de vendedores informales de Escuintla, señaló que la falta de comunicación entre las autoridades, no solo municipales sino del Gobierno, no ha permitido gestionar áreas específicas para ventas y programas de comercio.
Sin control
César Valencia, director de Mercados de Escuintla, indicó que parte del problema ha sido que administraciones anteriores permitieron que las personas ocuparan los espacios públicos sin un control, pues dos mil 500 vendedores están autorizados, y no solo abarrotaron ya los tres mercados, sino que también ocupan las calles, pues no hubo un plan para controlar el crecimiento.
Añadió que entre las soluciones a corto plazo, el Concejo trabaja en la creación del reglamento de mercados, que consta de 48 artículos, para regular ese tipo de ventas y evitar que comerciantes vendan los puestos, ya que estos se cotizan hasta en Q50 mil, lo que motiva cada vez más a seguir instalando ventas para luego vender el espacio.
Destacó que están en pláticas con Ferrovías para adquirir en concesión una parte del terreno de la antigua estación del tren, donde se invertiría Q1 millón 500 mil para trasladar las ventas que obstaculizan la vía pública.