ENCRUCIJADA

Perspectivas económicas 2017-18

Juan Alberto Fuentes Knight

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Las reuniones conjuntas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que se realizan cada año en Washington, en octubre, acaban de generar información sobre las perspectivas económicas del mundo. La economía guatemalteca depende de la economía global en su conjunto, pero especialmente del desempeño económico de los Estados Unidos.  De acuerdo con el FMI, la economía mundial experimentará cierta mejora, pero los Estados Unidos tendrán tasas de crecimiento menores a lo esperado, debido a la incertidumbre generada por las iniciativas tributarias de Trump.   Estas conclusiones refuerzan lo indicado por el Banco Mundial hace pocos días:  las condiciones externas que enfrenta América Latina no van a cambiar mayormente, y el desempeño económico dependerá de los esfuerzos internos de cada país. Parte de estos esfuerzos internos incluyen el estímulo de la inversión privada y pública en la región, como ha destacado la Cepal.

La prioridad del esfuerzo interno es aplicable a Guatemala, pues las perspectivas más favorables de la economía mundial se combinan con perspectivas menos favorables para la economía norteamericana. La pregunta clave es: ¿qué esfuerzos internos y políticas impulsará Guatemala? El problema es que vamos en la dirección contraria. Los graves errores políticos de Jimmy Morales aumentaron los riesgos económicos externos que enfrenta Guatemala. Ello se reflejó en las reacciones de miembros del Congreso y del Senado de los Estados Unidos, con propuestas directas para restringir el acceso de Guatemala a financiamiento externo. También generó una percepción de inestabilidad política que posterga o ahuyenta la inversión nacional y extrajera y el turismo.

Sumémosle la inercia de la política macroeconómica de Guatemala, con una política monetaria centrada exclusivamente en mantener bajo control la inflación sin preocuparse por estimular la actividad económica y el empleo, y una política fiscal encadenada a bajísimos ingresos y a inversión pública que no despega. Ante perspectivas de decreciente dinamismo económico y de alto crecimiento demográfico conviene evaluar otras propuestas.

El Banco Mundial, en su informe sobre América Latina, llama la atención a la experiencia de Chile, donde se redujeron las tasas de interés como medida monetaria para estimular el crecimiento, o el caso del Perú, donde se puede acudir a políticas de modificación de los encajes bancarios para lograr el mismo propósito. Pueden existir riesgos de depreciación y de inflación, pero estos no parecieran grandes en el caso de Guatemala actualmente, donde la tendencia a lo largo del año ha sido a que el quetzal se aprecie en vez de depreciarse. Cabría favorecer la depreciación del quetzal, muy leve en las últimas semanas, en vez de declarar que se trata de un efecto transitorio, como han declarado las autoridades monetarias.

También existen propuestas para aumentar la ejecución de la inversión pública mediante el establecimiento de una secuencia clara de etapas a seguir con base en prioridades precisas, con evaluaciones serias de proyectos y con adecuado apoyo técnico y legal para acelerar el proceso de toma de decisiones en materia de inversión pública. La crisis actual de la infraestructura no debería aprovecharse, de manera irresponsable, para hacer propuestas de alto contenido ideológico basado en la experiencia de desregulación del sector eléctrico. Se olvida que generó conflictos y favoreció la realización de cuantiosas inversiones de parte de los dueños de grandes capitales, en vez de promover inversiones pequeñas que generaran beneficios para las comunidades donde se establecían. Existen propuestas alternativas para reactivar y reorientar la economía por un camino diferente, en beneficio de las mayorías. Deberían recibir mayor atención.

fuentesknight@yahoo.com

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