El consumo de plantas de hojas verdes es una alternativa para reforzar el suministro de algunas proteínas, minerales y vitaminas; sin embargo, conseguirlas es cada vez más complicado, pues estas por lo general crecen de forma silvestre, pero en la metrópoli los campos son cada vez más escasos.
Dada la necesidad de encontrar alternativas alimenticias y de crear una cultura de consumo de plantas de hojas verdes, la Municipalidad de Guatemala impulsa un proyecto de siembra de ese tipo de vegetales en áreas verdes de la ciudad.
Dominique de Quiñónez, esposa del alcalde Ricardo Quiñónez, explicó que personal de la municipalidad que trabaja en áreas verdes es capacitado sobre la introducción de plantas comestibles en sus áreas de trabajo, como parques, arriates o partidos de escuelas y colegios.
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“La idea es ir introduciendo estas plantas comestibles y viendo opciones de iniciación de huertos comunitarios y nutrihuertos que se pueden trabajar con niños por medio de jardines y centros educativos de la Secretaria de Obras sociales e irles introduciendo en la dieta plantas que contribuyen en su nutrición”, dijo De Quiñónez en la página de Facebook de la comuna.
Entre las plantas que se pretende introducir en las áreas verdes están el bledo, chipilín, espinaca, cilantro, laurel y albahaca, pero al momento de poner en marcha los huertos familiares se podrá cultivar cualquier tipo de vegetal, según las autoridades de la comuna.
Ligadas a la historia
El consumo de hierbas con fines alimenticios y curativos está ligado a la historia de la humanidad, pues, según publicaciones del Centro de Estudios Folklóricos, los mayas se alimentaban de algunas de ellas, como la semilla de ramón, un árbol que crece en las selvas de Petén, donde sus habitantes le encontraron beneficios alimenticios y económicos, pues con ella elaboran harina para tortillas, galletas, sopas y atoles.
Varios gobiernos han intentado mermar la desnutrición en los lugares más pobres del país en donde promovieron el consumo de determinadas hierbas; por ejemplo, en comunidades de San Andrés Huista, Jacaltenango, Huehuetenango, donde el término canasta básica no existe, la dieta de las familias siempre incluye chipilín o macuy.
En ese lugar, como en muchos de Guatemala, se promueven los huertos familiares por parte del Gobierno y otras organizaciones, que saben que al llevar una dieta balanceada se pueden disminuir los casos de desnutrición.
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En el oriente del país, donde cada año la sequía causa estragos en los cultivos, se impulsa un proyecto de siembra de árboles de Campeche, una especie de fácil adaptación a climas cálidos y de rápido crecimiento y a cuyos frutos y hojas se le han encontrado propiedades nutritivas.
Con los frutos de ese árbol se pueden procesar 22 tipos de alimentos y con infusiones de sus hojas se da tratamiento a enfermedades estomacales, sarampión y varicela.
Insustituibles
Hay quienes reconocen que los aportes nutritivos de las plantas son importantes para la salud, pero eso no significa que sean capaces de sustituir el hierro y las proteínas de origen animal que se encuentran en las carnes rojas, pollo, pescado y huevos.
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Nutricionistas aseguran que hay algunos alimentos de origen vegetal que sí podrían sustituir los valores nutritivos de la carne; por ejemplo, la lenteja, el garbanzo, el frijol, la arveja y el ejote, aunque hay que comerlas en cantidades mayores a las acostumbradas.
Amaranto o bledo
Las propiedades nutritivas del amaranto o bledo la convierten en una planta única, pues aparte de que sus orígenes son ancestrales, su alto contenido de cinc, calcio, proteínas, magnesio y hierro fortalecen el sistema inmunológico de quienes la consumen.
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