Añadió que hace una década adquirió un camión, y por no tener un trabajo formal decidió salir a buscar toda clase de chatarra, recuerda que la primera semana se agenció de Q 800.00, “libre de gastos”. Un mes después reclutó personal, hoy en día el producto que recolecta lo vende en el mercado nacional.
Tiguilá señaló que gracias a su trabajo ha sacado adelante a su familias y construyó su vivienda, en donde logró ahorrarse Q40 mil, ya que las vigas principales son de hierros que recolectó.
Su esposa e hijas diseñaron el jardín con masetas de tambos, y el arbolito de Navidad lo hacen con botellas de vidrio.
Dentro de los materiales que recolecta están, metal, aluminio, cobre, lata, bronce, baterías, vidrio, plástico, papel y cartón. Gracias a que el oficio le ha dejado ingresos suficientes para subsistir, también se ha dado a la tarea de ayudar a otras personas y actualmente apadrina a tres jóvenes en sus estudios y alimentación, a cambio de que aprendan a reciclar.
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Explica que recibe toda clase de chatarra, desde una tapadera de ventilador hasta un motor de camión, ya que hay clientes que siempre buscan un repuesto u otra clase de objetos.
Cada 15 días viaja a la capital a entregar pedidos.