La noticia desató muestras de dolor, angustia y furia en la base naval de Mar del Plata, 400 km al sur Buenos Aires, donde los familiares fueron informados previo a la rueda de prensa en la capital.
Algunos salieron llorando, otros se abrazaban sentados en el suelo desconsolados.
“Yo me siento engañada, ¡cómo van a saberlo recién ahora! son unos perversos y nos manipularon”, dijo enfurecida Itatí Leguizamón, abogada y esposa de un tripulante, al salir de la base.
“No nos dijeron que están muertos, pero dicen que el submarino está a 3.000 metros (de profundidad) ¿qué se puede entender?”, dijo muy alterada.
“No terminaron de leerlo (el informe a los familiares), la gente se les fue encima” a los responsables navales, añadió.
Un nuevo informe llegado desde la embajada argentina en Austria confirma lo detectado por Estados Unidos el miércoles respecto a un “anomalía hidroacústica”.
“El embajador es miembro también de una organización de control de pruebas nucleares que cuenta con una red para detectar la realización de ensayos nucleares”, indicó el portavoz de la Marina.
La confirmación de una explosión coincide con las conjeturas respecto a que el submarino sufrió un accidente repentino luego de su último reporte, en el que avisó a la base sobre una avería en las baterías.
También se condice con la ausencia de señales de emergencias, como soltar hidrobalizas, que ha dificultado su localización tras ocho días de una búsqueda sin tregua en un operativo en el que participan 13 países.
La explosión se detectó el miércoles 15 casi tres horas después de la última comunicación del submarino, “a 30 millas al norte de donde estaban en ese contacto y en la misma línea de navegación a Mar del Plata” que debía seguir el submarino.
La búsqueda en superficie y en profundidad ha sido infructuosa pese a varias pistas de llamadas y señales luego descartadas.
Balbi precisó que si un submarino sufre una explosión “no va a terminar nada flotando en superficie”.
Un submarino “implota, no hay nada que salga” a la superficie, dijo.
Hipótesis
“Un grave problema con las baterías puede generar hidrógeno. Hidrógeno por encima de cierto porcentaje es explosivo. Explota por sí mismo. Si hubieran tenido una explosión…. entonces todo está perdido” dijo un excomandante de submarino que pidió anonimato.
Siete días de frentes de tormenta intensa en la zona de búsqueda abonaron esperanzas de que el capitán del submarino hubiera preferido asegurar una navegación sumergido en vez de emerger como indica el protocolo al perder toda comunicación con las bases en tierra.
El submarino no fue detectado en la ruta que debía seguir desde Ushuaia, en el extremo austral del país, a su apostadero en Mar del Plata, adonde debía haber llegado entre el domingo y el lunes.
“El tema del hidrógeno es siempre candente en ese tipo de vehículos. En estos submarinos los motores son eléctricos”, explicó Gustavo Mauvecin, director del Centro de Medicina Hipérbárica de Mar del Plata.
El San Juan “tiene 500 toneladas de baterías, con ácido-plomo, libera hidrógeno si hay sobrecarga en la batería. El hidrógeno en contacto con el oxígeno es explosivo”, remarcó.
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Las baterías del submarino son de “15.000 amperes y 300 voltios. Es una explosión instantánea”, dijo Mauvecin.
Rusia compromete apoyo
El “ruido” fue detectado a 400 km de la costa y 60 km al norte de la última posición comunicada por el submarino.
En esa zona se concentró la búsqueda en la que participan buques oceanográficos con sondas de barrido y aviones con detectores magnéticos a la búsqueda de una señal del “ARA San Juan”.
Unos cuatro mil efectivos buscan al “ARA San Juan” en barcos y aviones de Argentina, Alemania, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Noruega, Perú, Reino Unido y Uruguay.
Estados Unidos envió dos cápsulas de rescate submarino que arribaron al puerto sureño de Comodoro Rivadavia (1.750 km al sur de Buenos Aires) para ser utilizados para el rescate en profundidad.
Un hospital de Comodoro Rivadavia fue puesto en alerta para recibir a los submarinistas en caso de un rescate.
Rusia anunció el envío de un barco y un equipo de rescate para asistir a Argentina en la búsqueda del submarino ARA San Juan, desaparecido hace ocho días en aguas del Atlántico Sur con 44 tripulantes a bordo.
La decisión fue anunciada por el Ministerio de Defensa ruso tras una conversación telefónica entre el titular de esa cartera, Serguéi Shoigú, y su homólogo argentino, Oscar Aguad.
Rusia enviará a un grupo de especialistas del destacamento de búsqueda y rescates Nº 328 de la Armada, una unidad de buzos especialistas en trabajos a grandes profundidades y en reflotar buques, entre cuyas tareas habituales se cuenta la de instruir a los submarinistas sobre cómo abandonar un sumergible en caso de emergencia.
Según Defensa, a la zona donde se lleva a cabo a la operación de búsqueda del submarino argentino se dirige el barco oceanográfico ruso “Yantar” , que sirve de nodriza de dos minisumergibles y está pertrechado con aparatos automáticos teledirigidos para trabajos en las profundidades marinas.
El último paradero conocido del ARA San Juan fue en la zona del golfo San Jorge, a 432 kilómetros de la costa de la Patagonia argentina.
En la operación de búsqueda del sumergible, que informó de un fallo en sus baterías antes de perder la comunicación, colaboran más de diez países.