Exembajador español señala abuso de poder
El diplomático español Yago Pico de Coaña declaró ayer como testigo en el juicio que se sigue contra Pedro García Arredondo, ex jefe del Comando Seis de la desaparecida Policía Nacional (PN), acusado por la quema de la Embajada de España en Guatemala, y señaló que el siniestro se debió al abuso de autoridad de los agentes de la fuerza pública del país.
Pico de Coaña explicó al Tribunal que desde que comenzó el incendio hasta la una de la madrugada del 1 de febrero no hubo ninguna llamada del gobierno guatemalteco para consultar sobre el estado de Cajal y López.
También señaló como responsable del hecho a Donaldo Álvarez Ruiz, entonces ministro de Gobernación, quien tenía conocimiento de una reunión que el embajador español sostendría ese 31 de enero con representantes del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, quienes planificaban el Séptimo Congreso de Derecho Procesal.
Embajada fue punto de operativo especial
Un exagente de la desaparecida Policía Nacional (PN), que figura como testigo protegido en el juicio por la quema de la Embajada de España, que dejó la muerte de 37 personas, dijo ayer que en la sede diplomática se desarrolló un operativo especial.
El testimonio fue escuchado por el Tribunal Primero B de Mayor Riesgo, por medio de videoconferencia. La identidad del exagente permanece en secreto. Dijo que por tres años fue subalterno de García Arredondo.
Relató que el 31 de enero de 1980, cuando se registró el siniestro en la sede diplomática, toda la fuerza policial permanecía concentrada a la espera de órdenes para desarrollar un operativo especial. Incluso fueron llamados quienes estaban de descanso.
El Comando Seis de la PN estaba formado por aproximadamente 150 agentes, los cuales estaban organizados en cuatro grupos.
“Ese día fui nombrado por la Jefatura de Servicio para acompañar a José de Jesús Castro, jefe de narcóticos, a un operativo en la zona 6, que se desarrollaría de 12 a 18 horas. A Pedro García Arredondo lo mandaron a la Embajada de España”, expresó.
Al regresar a la sede del Comando Seis, el testigo escuchó cómo dos de sus compañeros, a quienes identificó como Isaac Silva Leal y Agustín Santos Rodas, comentaban sobre lo ocurrido en la embajada española.
Entre el diálogo oyó que uno de sus compañeros dijo al otro: “Saber quién echó fuego ahí, va vos. Cumplimos con las órdenes del jefe. Ojalá no salga clavo de ahí”, relató.
Otros testigos
El Tribunal también escuchó la declaración de Francisco Guillermo Monterroso, quien conformaba el Cuerpo de Detectives de la PN, y quien llegó a la sede diplomática antes del incendio que arrasó con 37 víctimas.
Monterroso explicó qué iba vestido de particular porque fue enviado solo para observar lo que sucedía. Cuando llegó, los agentes del Comando Seis ya habían rodeado la embajada y no permitían el acceso a socorristas, periodistas o personas vestidas de particular.
Además, declaró Víctor Manuel Ferreño Figueroa, exdirigente del Frente Estudiantil Robin García, grupo universitario que acompaño a los campesinos de Quiché durante las protestas para denunciar los abusos del Ejército en la región.
Ferreño Figueroa aseguró que entre octubre de 1979 y enero de 1980 llegaron a la capital dos grupos de campesinos.
Perito: Estado impuso una política de terror
La psicóloga Marina Consuelo García, quien figura como perito en el juicio contra Pedro García Arredondo, exjefe del Comando Seis de la desaparecida Policía Nacional (PN), dijo ayer en el debate que se sigue por la quema de la Embajada de España, en 1980, que el Estado guatemalteco desarrolló una política de terror.
“No es fácil ver hechos de violencia de esa naturaleza, más que en las películas de terror de estos días. La sociedad guatemalteca quedó afectada en el sentido de desconfiar en sus autoridades. La conmoción fue tremenda”, aseguró la perito.
La psicóloga calificó de una política de terror la quema de la Embajada de España, ocurrida el 31 de enero de 1980, en la cual murieron 37 personas, entre campesinos y sindicalistas, empleados de la sede diplomática y estudiantes universitarios.
“Esa y otras acciones de la época se desarrollaron en el contexto de una doctrina de seguridad nacional, que fue ejecutada hacia adentro, contra un enemigo interno al que se debía eliminar”, refirió García.
Indicó que esa doctrina fue creada por Estados Unidos, que en aquella época peleó una guerra contra la Unión Soviética.