En la tragedia, Ramírez perdió a su madre, hermana y dos sobrinas cuando colapsaron las paredes de adobe de la casa que por toda la vida habían habitado. Pero no solo eso, además, tuvo que soportar la pérdida de su pierna derecha lo cual le cambiaría la vida para siempre.
La tristeza se transforma en decepción para este hombre de 33 años que toda su vida ha vivido en la cabecera de San Marcos, cuando recuerda que no hubo respuesta del gobierno para él, como en su momento lo ofreció Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, ex mandatarios de la nación que ahora están presos sindicados de estar involucrados en varios casos de corrupción.
“Mi hermana que tuvo que migrar a Estados Unidos, me contó que al salir del hospital el expresidente y la exvicepresidenta ofrecieron construirnos vivienda a cada uno de la familia, pero el ofrecimiento nunca se hizo realidad”, lamenta Ramírez, padre de dos niñas de 5 y 12 años.
En lo espiritual y emocional, Ramírez y su familia han intentado recuperarse, pero les ha costado salir adelante. En octubre del año pasado, cuando estaban por cumplirse seis años del terremoto lo desalojaron del lugar donde había vivido por años.
Un día alguien apareció y les dijo que era el legítimo propietario del lugar donde residía y como él no tenía ningún papel para demostrar lo contrario tuvo que abandonar la vivienda. Justo esa carencia de documentos fue un obstáculo para que el programa de reconstrucción los beneficiara.
Actualmente, señala Ramírez, alquila una casa donde vive con su esposa y sus dos hijas. Al perder la propiedad también perdió su negocio que había emprendido para sobrevivir: un car wash, con el cual sostenía a su familia.
“Por el momento no estoy trabajando, pero estoy viendo qué podemos hacer para cubrir lo material, aunque sé que eso no es algo importante porque eso se queda en esta vida”, comentó.
El no contar con su pierna derecha no fue obstáculo para practicar deportes. Ramírez acostumbra a hacer ciclismo de montaña y ha participado en diversos torneos en Totonicapán, Quetzaltenango, Huehuetenango e incluso en el extranjero.
Por ejemplo, participó en una competencia en Chiapas, México, y ha logrado bicicletear hasta cien kilómetros. “Lo fundamental es no rendirse porque sin ayuda he logrado cruzar la meta”, aseveró.
El apoyo moral de su esposa Cintia Rosario Orozco, ha sido fundamental para enfrentarse a la vida, que les cambió a partir del terremoto de hace siete años, por lo cual agradeció a todos los que los han apoyado durante este tiempo.
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