“El 6 de noviembre que llegué al sanatorio iba sin signos vitales. Fueron momentos muy difíciles para mí, mi familia y compañeros. Pensé que ya no saldría de esa, pero Dios tiene algo preparado y gracias a Él estoy jugando de nuevo”, dijo Robles.
El jugador de 22 años nunca imaginó que su regreso a las canchas sería tan pronto, y tampoco pasó por su mente que lo haría en un clásico, por lo que se mostró sumamente agradecido con Dios y el entrenador Ronald González.
Los inicios de Robles en el futbol fueron junto a sus amigos, a los 7 años, en su colonia. Su perseverancia lo llevó a los 16 años a la sub 17 de los cremas, fue parte del equipo que logró ascender a la Primera División y ahora juega con la mayor, en el que busca ganarse un puesto gracias a su esfuerzo y trabajo.
Robles es un jugador versátil dentro del campo de juego, su posición habitual había sido como volante, pero ahora lo hace en la defensa y afirma que una de sus mayores fortalezas es que sale a encarar a los rivales, le gusta el mano a mano y no dar por perdido un balón.
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Para Robles el apoyo que le dio el equipo durante los momentos duros que vivió es algo que siempre llevará en el corazón, ya que fueron incondicionales y estuvieron acompañándole en cada momento.