Según fuentes meteorológicas, un frente de aire frío se aproxima a Minneapolis, conocida por sus parques y lagos, y desplomará las temperaturas allí hasta -17 grados Celsius, más de seis grados por debajo del promedio registrado en esta época del año.
Por esa razón, hay altas probabilidades de que ésta sea la final más fría de las 51 que se han celebrado desde 1967. Por fortuna los casi 70 mil asistentes al U.S. Bank Stadium estarán bajo techo en el estadio más grande del país que cuenta con un espacio de 73 mil metros cuadrados.
Minneapolis superaría entonces a Michigan, la sede hasta hora más fría del Super Bowl. En 1982 recibió con -8 grados Celsius y nieve a los 49ers de San Francisco y los Bengals de Cincinnati. El encuentro se jugó bajo techo en el Pontiac Silverdrome y dejó como ganadores a los californianos.
Afuera del estadio U.S. Bank abundarán sin duda los abrigos, los gorros, los guantes, las bufandas y las bebidas calientes, mientras que en su interior, Justin Timberlake y el menú rico en calorías mantendrán una agradable temperatura.
Los miles de fanáticos que se desplazarán hacia Minneapolis para el encuentro del fin de semana vivirán, de acuerdo con el meteorólogo Jordan Root del portal AccuWeather, “condiciones extremadamente frías”.
“Cuando pasen tiempo al aire libre en la ciudad deben estar bien abrigados. Sin embargo, en el amplio corredor de edificios que tiene el centro de la ciudad podrán tener una caminata menos fría”, dijo Root.
Este será el segundo Super Bowl en el que Minneapolis sirva de anfitriona. La ocasión anterior fue el 26 de enero de 1992, cuando los Redskins de Washington vencieron a los Buffalo Bills en el Super Bowl número 26.