Luego de vivir 25 años en la Nueva Esperanza, Eulalio Gutiérrez, de 64 años, abandonó este 12 de noviembre su hogar, en un camión del Ejército, después de que la mitad de su casa cayera en uno al barranco el pasado 28 de octubre.
“Pensé que nunca se iba a caer, pero el poder de Dios puede hacer y deshacer, antes yo bajaba el barranco, hace unos 20 años bajaba, pero hoy mire la casita de nosotros, mi casa ya se fue”, se lamenta, mientras viaja en el camión en el que se dirige al albergue.
Un colchón, un costal con ropa y una vieja maleta donde lleva algunos artículos de higiene personal son las únicas pertenencias que las autoridades de la Conred y la comuna de Villa Nueva le dejaron llevarse a Gutiérrez.
A las siete de la mañana llegaron al menos ocho camiones del Ejército para ayudar con el traslado de las familias, desalojo que las autoridades buscaban realizar desde el domingo 10 de noviembre cuando se desplegó un fuerte dispositivo policial en la zona de riesgo, lo mismo ocurrió un día después.
De las 195 familias que se encontraban en la zona roja, solo 10 de Nueva Esperanza y 20 de Regalito de Dios han aceptado trasladarse al albergue provisional, en el km 21.5 del municipio, en los antiguos terrenos de Guatel.
Otra de las familias que perdió su casa y que por tres semanas estuvo en un albergue provisional construido por los propios vecinos es Silvia Domingo, quien aceptó trasladarse al albergue con su hijo de 11 años, quien se sentía mal. Además, compartía su vivienda con sus otros dos hijos, 20 y 18.
“Decidimos irnos porque ya no tenemos dónde vivir y parte de nuestra casa se fue al barranco, entonces estábamos con algunos familiares y por ello mejor nos vamos al albergue”, expresó.
De las familias del asentamiento Regalito de Dios, cuyas casas son de lámina y piso de tierra, solo los hombres decidieron quedarse a pesar del riesgo, para cuidar los muebles y pertenencias que no se les permitió llevar, ya que temen que se los roben. La razón principal por la que el resto de afectados, principalmente de Nueva Esperanza, no se marcharon, es que sus casas son de concreto y de dos o tres pisos.
Otro temor es la pérdida de sus propiedades al abandonarlas, pues no cuentan con ningún compromiso por parte de las entidades gubernamentales, debido a que no se ha declarado estado de Calamidad, y que se dé una solución habitacional a largo plazo.
“Que nos apoyen, que no nos vayan a dejar abandonados en ese albergue. Si nosotros tomamos la decisión de retirarnos de ese lugar es porque ya no tenemos dónde estar, ahora que se pongan la mano en la conciencia, que no nos vayan a dejar allí olvidados, que nos apoyen con nuestra vivienda, se los suplicamos”, solicitó Mayra Gutiérrez, otra de las afectadas.
El albergue
El albergue ofrece una bodega con la capacidad para alojar a 300 personas, 25 cuartos privados, un área de recreación y un comedor comunal donde se les brindará alimentos por parte de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente. Además de dos baterías de sanitarios para hombres y mujeres, aunque estos aún no han sido limpiados por la comuna.
También contarán con enfermería y se les brindará atención médica, al igual que psicológica. A lo que se le suma un posible servicio de transporte para que los hombres asistan a sus trabajos.
“Hemos hecho las gestiones correspondientes para dar soluciones habitacionales dignas y seguras a los propietarios y poseedores, no a los inquilinos, pero también se tramita el desalojo judicial en los casos en que será necesario, porque se debe de tratar el terreno para evitar una tragedia”, explicó el alcalde de Villa Nueva, Edwin Escobar.
Con información de Andrea Domínguez
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