Relató que colocaron recursos de exhibición personal a favor del niño; sin embargo nunca obtuvieron respuesta. Agregó que publicaron en dos medios de comunicación una carta abierta dirigida a Efraín Ríos Montt, jefe de la junta militar de ese entonces, en la cual le pedían que les ayudara a encontrar a Marco Antonio apelando a sus valores religiosos”.
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María Eugenia contó que también sufrió persecución. Relató que su esposo fue secuestrado y luego apareció muerto en 1984. Después ella y su hijo pidieron asilo en la Embajada de Ecuador.
Años después, toda la familia se tuvo que refugiar en Costa Rica, en donde residen actualmente.
“Hay un duelo inconcluso jamás superado. Hay una injusticia sumamente dura”.
“No volvería a vivir en Guatemala. Ahora, de igual manera, temo por mi seguridad, dado que la acusación que estamos haciendo es sumamente grave”, aseguró María Eugenia al Tribunal.
Las hermanas Molina Theissen afirmaron que la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló en el 2009 a favor de la familia y le ordenó al Estado de Guatemala reconocer su responsabilidad en el asesinato de Marco Antonio, otorgar un resarcimiento y emprender investigaciones sobre el caso. “Lo único que pido es que se haga justicia”, dijo Ana Lucrecia.
Entre los acusados en este caso están Benedicto Lucas García, Francisco Gordillo, Edilberto Letona, Hugo Zaldaña y Manuel Callejas.
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