Estuardo Sánchez, oficial de Protección del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), indica que la pobreza estructural del país empuja a que niños se empleen en trabajos donde son explotados y en actividades que no son aptas para su edad, y puede afectar su salud física, emocional y mental. Ellos pueden sufrir estrés tóxico que los lleva a tomar decisiones equivocadas.
La encuesta agrega que el 75 por ciento de los niños trabajadores son varones, y seis de cada 10 son indígenas.
En el tema de trabajo infantil, ¿cómo se encuentra Guatemala?
El trabajo infantil está prohibido en Guatemala. Este es un punto de inicio y si un niño accede a un trabajo es explotación económica y está regulado en el Código Penal, y por lo tanto hay una prohibición cuando hablamos de los niños.
Ya para los adolescentes existe una posibilidad de trabajo, siempre que ese trabajo no los coloque en riesgo. Hay una regulación importante, que establece una jornada diferenciada en el tema laboral, además necesitan la autorización de los padres. Hay todo un proceso para obtener el permiso laboral.
¿Qué lleva a los niños a buscar trabajo?
Muchos niños, niñas y adolescentes están en una situación de vulnerabilidad, primero por la pobreza, que los lleva, a ellos y a sus familias a dedicarse a tareas para obtener fondos para su subsistencia, recordemos que Guatemala es un país con un alto nivel de pobreza. Cerca del 60 por ciento de los guatemaltecos estamos en el lumbral de pobreza, porcentaje que aumenta casi un 80% cuando hablamos de niños y niñas.
Esto trae serias consecuencias, una es la explotación económica, pero hay otra: el abandono escolar. Datos de Unicef indican que entre seis y siete niños y adolescentes de cada 10 están fuera del sistema educativo.
Y ¿dónde están estos niños y adolescentes?
La gran mayoría seguramente están en el trabajo informal, otro grupo migrando. Hay que recordar que el tema migratorio en los últimos años ha aumentado, y una tercera posibilidad es que los niños y jóvenes están haciendo nada, literalmente.
Es un tema que tenemos que discutir como sociedad, todo esto requiere inversión. Desde Unicef hemos hecho estudios del tema, hay que invertir hoy en la niñez que es el presente para Guatemala. Esto requiere un ámbito más amplio hay causas estructurales como la pobreza, la exclusión, la falta de acceso a servicios, es necesario trabajar y profundizar en estos temas.
396 mil 479 niños entre 7 y 14 años se encontraban trabajando en el país el año pasado, según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2-2018.
¿El trabajo infantil se da más en el área rural?
Tiene incidencia en el área rural, pero también en el área urbana encontramos niños y niñas que desde temprana edad comienzan a generar ingresos.
Cuando hablamos de trabajo no solo hablamos de trabajo remunerado, también del no remunerado. Hay muchas niñas que se hacen cargo de sus hermanos o de su casa y eso es trabajo no remunerado. Esas niñas, por ejemplo, tendrían que estar estudiando y no lo hacen por apoyar a sus padres mientras trabajan.
Por ejemplo, hay un estudio que hizo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con relación a los niños migrantes y habla que más de un 90% de los niños y de las niñas que migran han ejercido algún trabajo previo a iniciar el viaje. Esto demuestra que los niños efectivamente están efectuando algún trabajo, de algún tipo, ya sea remunerado o no.
Cuando un niño trabaja ¿qué aspectos de su vida se ven afectados?
Principalmente, si el trabajo no les permite acceder a otros derechos como la educación, por ejemplo, sería uno de los derechos más vulnerados, pero también el derecho a estar informados, al esparcimiento.
En la etapa adolescente, hay mecanismos y procedimientos que se deben seguir, pero cuando no hay un control lo que sucede es que los niños y las niñas están realizando jornadas laborales iguales que un adulto, incluso más, esto atenta contra su salud, su integridad, porque todavía están en proceso de desarrollo.
Al no existir un sistema de protección real hacia los niños, niñas y adolescentes, entonces, los mecanismos de control no son suficientemente fuertes. Cuántos adolescentes – entre 14 y 16 años- y sus padres saben que tienen que acceder a ese permiso, y cuántos empleadores lo solicitan.
¿De qué forma el Estado debe actuar para frenar el trabajo infantil?
Esto tiene un tema estructural: uno es mejorar el tema de protección social, el acceso a los servicios, tanto educativos y de salud. Los niños no están solos, están en un contexto familiar, y entonces se necesita intervención no solo ellos sino que también su familia. Tiene que tener servicios de protección social, tener accesos a otros servicios que les permitan, si la causa es la pobreza, otras salidas u otras acciones que no sean trabajar.
¿Que tan riesgoso puede ser para un niño trabajar, como si fuera un adulto?
Más allá de dejar de estudiar, afecta su salud física, su desarrollo emocional, su desarrollo mental. En el caso, por ejemplo, si fuera un trabajo con mucho esfuerzo físico, el niño no está preparado ni físicamente ni mentalmente para desarrollar ese tipo de trabajo.
Recordemos que cualquier persona, incluyendo un niño, al estar sometido a un estrés tóxico, por ejemplo, cumplir una meta o que no le pagan, esto no le permite un desarrollo emocional y mental adecuado, y por otro lado, no tratar el estrés puede llevar a un problema de salud mental, eso es grave.
Estamos hablando de niños, aún no han terminado su desarrollo mental y físico, por lo tanto la toma de decisiones está en una fase de desarrollo y necesitan el apoyo de los adultos, si esto no existe, es factible que la ausencia de apoyo sumado al estrés tóxico afecte su desarrollo físico y mental.
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