Los primeros resultados son bastante prometedores. “En el laboratorio los perros viejos respondieron positivamente al entrenamiento cognitivo, prestándose de buena gana a los juegos en pantalla con fines educativos”, escribe la universidad en un comunicado.
Todos los perros del experimento, incluso los de edad avanzada, se familiarizaron con las pantallas interactivas y aprendieron ejercicios elaborados por científicos.
El estudio abre nuevas perspectivas para tratar el envejecimiento canino, estima el equipo vienés.
“A veces con los perros viejos tendemos a pensar que vamos a dejarlos tranquilos en el canapé, durmiendo todo el día”, declaró a la AFP Lisa Wallis, una de las autoras del estudio.
“Y así no les hacemos ningún bien”, añade esta investigadora de ciencias cognitivas.
“El cerebro necesita más estímulo y también problemas que resolver”, avanza el profesor Ludwig Huber, uno de los responsables del estudio.
A diferencia de los juguetes para perros, poco sofisticados, Huber ve en las pantallas “una posibilidad infinita de estímulo” y de juegos de complejidad variable.
A finales de 2017, un estudio en Estados Unidos sugirió que una actividad diaria con videojuegos tiene un efecto beneficioso en algunos ancianos.