El fuego se inició a las 18.12 horas y en cosa de segundos, por el material inflamable que ahí se almacenaba, las lenguas de fuego y enormes columnas de humo negro se dejaron ver a considerables distancias en la ciudad.
Los cuerpos de bomberos Voluntarios y Municipales acudieron inmediatamente al sitio del siniestro para iniciar un trabajo que les llevaría muchas horas, como era costumbre en aquellos años, tuvieron el problema de la falta de agua.
Las explosiones y el fuego que se extendía por toda esa instalación de cerca de una manzana alarmaron a los vecinos que viven en los alrededores, y se vieron obligados a abandonar sus casas y alejarse.
En el centro de la ciudad se observaba grupos de personas corriendo hacia el lugar del suceso, en calidad de curiosos, como siempre sucede en estos casos, sin saber en ese momento qué era lo que ocurría. Había conmoción e incertidumbre entre los capitalinos.
La policía y cuerpos de servicio tendieron un cerco en torno al edificio en llamas, con el propósito de evitar posibles saqueos. Los cuerpos de bomberos sacaron todas sus unidades contra incedios; sin embargo, sufrieron problemas por la falta de hidrantes y de agua, por lo que tuvieron que llamar urgentemente a Empagua para que abrieran las compuertas de varios de sus sistemas de abastecimiento, sin mayor resultado.
Las primeras teorías sugerían que se trataba de un atentado, aunque los vigilantes que cuidaban las instalaciones dijeron no haber visto nada fuera de lo normal, únicamente escucharon las explosiones antes de que comenzara el incendio.
Bomba “la beliceña”
Ante la falta de hidrantes y agua para el control del fuego, jugó papel importante la pequeña motobomba BEI de los bomberos municipales, la que se encargó de succionar el líquido de la piscina del colegio Belga.
Esta unidad es llamada por algunos bomberos como “la beliceña” por ser producto de lo que para los guatemaltecos sigue siendo territorio nacional. La máquina fue donada por los ingleses, cuando estuvo en su mayor efervescencia el problema de Belice.
No era primera vez
El 17 de abril de 1977 el mismo edificio sufrió un incendio, el cual tardó tres días para extinguirse, tras un arduo trabajo de los bomberos.
El inicio y desarrollo del de 1986 fue parecido, muchas explosiones, llamaradas enormes y columnas de humo que ascendían sobre el cielo de la capital. Nunca se aclaró el siniestro.