“Escribo entre cuatro paredes, pero con las ventanas abiertas, porque como un novelista no puedo ignorar la anormalidad constante de las ocurrencias de la realidad en que vivo, tan desconcertantes y tornadizas, y no pocas veces tan trágicas, pero siempre seductoras”, refirió el nicaragüense.
“Mi América, nuestra América, como solía decir Martí. La Homérica Latina, como la bautizó Marta Traba”, precisó Ramírez, quien tuvo palabras de recuerdo para el escritor mexicano y Premio Cervantes 2005, Sergio Pitol, recientemente fallecido.
En su discurso, Ramírez dijo que no se puede ignorar la realidad de los caudillos del narcotráfico, el exilio permanente de miles de centroamericanos hacia la frontera de Estados Unidos impuesto por la marginación y la miseria, y el tren de la muerte que atraviesa México con su eterno silbido de Bestia herida, y la violencia como la más funesta de nuestra deidades.
Ramírez sostuvo que la novela es una conspiración permanente contra las verdades absolutas y recordó a sus abuelos y su madre, que fue la que le enseñó a leer el Quijote. También reitero su admiración por Cervantes y por Rubén Darío, con quienes la lengua española hizo un viaje de “ida y vuelta”.
En su discurso, el nicaragüense se refirió a la influencia en su obra de Cervantes, a quien evocó como “un autor caribeño, capaz de descoyuntar lo real y encontrar las claves de lo maravilloso”.
Rindió honor por igual al poeta nicaragüense Rubén Darío, a quien se refirió como la figura más querida del país, quien trajo novedades liberadoras a la lengua que recibió en herencia de Cervantes, sacudiéndola del marasmo.
“Cervantino y dariano, ato mi escritura con un nudo que nadie puede cortar ni desatar”, resumió.
“Ramírez se ha entregado por igual al compromiso con la lengua y con la ciudadanía. Cuando su país lo precisó dejó las letras para abrazar una causa” dijo el rey de España en referencia a su adherencia al movimiento que derrocó la dictadura de Anastasio Somoza en 1979.
Al ganar el Cervantes, dotado con 125 mil euros (US$153 mil dólares), Ramírez se une a otros escritores merecedores del “Nobel” de las letras hispanas, como Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela, Nicanor Parra o Elena Poniatowska.
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