Ortega llegó al Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima, al oeste de Managua, acompañado de su esposa y vicepresidenta del país, Rosario Murillo, en medio de fuertes medidas de seguridad y gritos de “asesino” que lanzaron opositores al paso de la caravana oficial.
“Presidente, exigimos que cese de inmediato la represión”, clamó el representante de los estudiantes en el diálogo, Lésther Alemán, antes de que iniciara Daniel Ortega su discurso.
Nicaragua espera que el diálogo nacional ponga fin a una crisis causada por multitudinarias manifestaciones a favor y en contra de Ortega, que ha cobrado entre 58 y 65 muertes en 29 días.
Más muertos y ciudades bloqueadas
Dos estudiante murieron la madrugada de este miércoles en un ataque contra la Universidad Politécnica de Nicaragua, donde al menos 45 ciudades registran bloqueos, a horas de que se instale un diálogo
Estudiantes atrincherados en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli) denunciaron que dos compañeros suyos murieron esta madrugada en un ataque armando, en el que posiblemente se usaron armas con silenciador, de acuerdo a su explicación.
La Upoli ha sido blanco de constantes ataques que los estudiantes atribuyen a la Policía y a los grupos de choque oficialistas conocidos como turbas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) elevó este miércoles su lista de fallecidos confirmados de 54 a 58, y está constatando la denuncia de los suceso de la Upoli esta madrugada. Otros organismos humanitarios cuentan 65 muertos a lo largo de la crisis.
El martes tras 24 horas de violencia en la ciudad de Jinotega, al norte de Managua, se reportó una nueva víctima mortal, identificada como Wilder Reyes, de 37 años, trabajador de la Alcaldía de Matagalpa (norte), según dijo a medios oficiales el alcalde de esa ciudad, Sadrach Zeledón.
La violencia ha derivado de enfrentamientos entre pobladores nicaragüenses que piden la renuncia del presidente del país, Daniel Ortega, y la Policía Nacional apoyada por la Juventud Sandinista y fuerzas de choque oficialistas conocidas como “turbas”.
Para garantizar la seguridad de Ortega en el diálogo, que tendrá como escenario el Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima, al oeste de Managua, la Policía Nacional estableció un perímetro de seguridad de entre 200 y 1 mil metros de extensión.
Asimismo, la Policía dio permiso para que integrantes del Frente Nacional de los Trabajadores (FNT), un sindicato aliado de Ortega que es dirigido por el presidente de la Asamblea Nacional, el sandinista Gustavo Porras, se manifieste a 200 metros de la mesa de diálogo, pero mantendrá a mayor distancia cualquier manifestación contra el presidente.
Plantón ciudadano
Los ciudadanos “autoconvocados” de Nicaragua se citaron para hacer un plantón cerca del perímetro de seguridad establecido por la Policía, para mostrar respaldo a los participantes en el diálogo que no pertenecen al Gobierno.
Aunque en Managua la mayoría de los bloqueos en las calles fueron disueltos por la Policía, al menos 45 ciudades de todos los departamentos de Nicaragua permanecen con sus vías principales obstruidas, tanto para protestar como para evitar ataques de policías y fuerzas no oficiales del Gobierno.
Tanto la empresa privada como la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que actúa como mediadora y testigo del diálogo, han insistido en que las protestas en Nicaragua han iniciado de forma pacífica, pero terminan en violencia a causa de la represión del Gobierno, que se han extendido por más de 14 horas, como fue el caso de Masaya, o más de 24 horas, como ocurrió en Matagalpa.
Este miércoles se cumplen 29 días de una crisis causada por multitudinarias manifestaciones a favor y en contra del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que comenzaron con protestas en contra de unas reformas a la seguridad social y que continuaron debido a las víctimas mortales de los actos represivos.
En la mesa del diálogo nacional participarán el Gobierno, los estudiantes y representantes de la sociedad civil y del sector privado, entre otros, el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), la Cámara de Comercio Americana (Amcham), y la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), además de la CEN.
Algunos sectores, como los campesinos y la academia, han denunciado que fueron excluidos de la mesa.