Martín Catalán, presidente de Cocode de Santa Faz e integrante de la Mesa Multisectorial de Chinautla Plataforma Urbana, informó que en el 2016 presentaron a la comuna local la Agenda de Desarrollo Comunitario, que incluye moderar la extracción de arena en la zona para frenar la erosión del suelo, pero sus propuestas no fueron tomadas en cuenta.
“Esta zona agoniza y las autoridades han sido indiferentes al problema. Se olvidan de que en el lugar viven miles de personas y no hay proyectos de desarrollo. No es posible que se invierta en proyectos de pavimentación en el área urbana mientras la gente de Santa Cruz Chinautla tiene grandes necesidades”, se lamenta.
José Eulogio Chacón, representante del Cocode en Palo Blanco; Mario Antonio Vásquez, líder del cantón Cementerio, y Víctor Muyuz, del cantón Central, se unen a la demanda de frenar el trabajo arenero, para detener la destrucción de la zona.
Olvidados
De acuerdo con dictamen del 2006 de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) la falta de un plan de ordenamiento territorial y la extracción no controlada de recursos mineros (grava y arena) aceleran la erosión de la tierra en Santa Cruz Chinautla.
Sin embargo, mujeres, niños y ancianos se resignan a vivir en el olvido de las autoridades, antes que morar en la calle.
Desde la ladera de la casa dañada de María Paulina Vásquez Choc, una mujer de 59 años, se aprecian los efectos de la erosión en el cantón Pila Seca, una de las zonas más afectadas. Se ven viviendas y covachas torcidas, la calle ancha polvorienta hundida casi un metro y, al fondo, maquinaria y camiones para extraer arena.
Los daños en la antigua Chinautla comenzaron con el terremoto del 4 de febrero de 1976, que obligó al traslado de la cabecera a la nueva Chinautla, en el límite del territorio del municipio con la zona 6 capitalina. Los efectos de aquel sismo de 7.5 grados, y sus réplicas, dejaron huellas. Con el paso de los años, el problema de la estabilidad de la tierra se agudiza y más familias se han instalado en la zona de riesgo.
Unas cien viviendas del cantón Pila Seca, en la confluencia de los tres ríos, en los que pasan aguas servidas, están afectadas. Algunas están hundidas un metro sobre el nivel de la tierra y otras están rajadas.
El mismo problema perturba a familias de Cruz Blanca, La Primavera, Tzaljá, El Cementerio, La Ponderosa y Matasanos, entre otros.
Los vecinos desconsolados temen que su destino sea como el del antiguo cantón Amatitlancito, en el mismo municipio, cuya destrucción por la erosión ocurrió hace nueve años. Varias familias fueron trasladadas a otros sitios, igual de inseguros, algunos a las orillas de los ríos, otros instalados en cantones donde ahora tienen el mismo problema.
Perderlo todo
Mientras camina por la calle, Vásquez Choc cuenta que la casa, en la que invirtió Q50 mil, es todo lo que tiene y representa el esfuerzo de muchos años de trabajo. La mujer, que viste un traje maya — Chinautla es zona de pocomanes— y zapatos de hule, relata que en ese pequeño espacio de unos 60 metros cuadrados vive con su esposo, Cecilio Lastro, tres hijos y 16 nietos.
“Estamos desamparados, nadie hace nada por nosotros”, se queja Ángela, de 21 años, la hija más pequeña de María Paulina, mientras carga a su hijo.
Julia Jerónima Rodríguez tiene 80 años, una de las afectadas por la destrucción de Amatitlancito, se asentó en Pila Seca con la esperanza de vivir más segura, pero su covacha, de tabla y lámina, se hunde.
“Vamos a bloquear las calles para impedir el paso de los camiones”, dice con voz firme, acción con la que no todos están de acuerdo puesto que una de las areneras es propietaria del terreno donde nace el agua que abastece a Pila Seca.
“No hacemos daño a nadie”
Claudia del Rosario Montoya Díaz, propietaria de la arenera El Pino una de las empresas señaladas, dijo que los problemas de hundimientos, derrumbes y rajaduras de viviendas en Santa Cruz Chinautla vienen de muchos antes de que se extrajera arena.
“No se puede decir que es por las areneras. Nosotros no hacemos daño a nadie”, expuso Montoya Díaz, quien agregó que trabajan bajo la supervisión del MEM y el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (Marn), para que se respeten los niveles de los ríos al extraer material.
Lázaro Gonzalo Mancilla Baldizón, dueño de la arenera San Fernando, que también aprovecha los recursos de la zona, aduce que la situación se debe a las crecida de los ríos en la época de lluvia, por las aguas servidas que llegan del río Las Vacas.
“Técnica y científicamente hay que estudiar el problema y resolverlo”, dice Mancilla Baldizón, quien recuerda que la Conred declaró inhabitable el lugar luego del terremoto de 1976, y que trasladaron a los vecinos a un sitio más estable, pero que estos retornaron y construyeron casas sobre ese suelo a cuenta y riesgo propio.
Luis Ernesto Montoya Ávalos, representante de Piedrinera San Luis, que también opera en la zona, dice que el problema en las comunidades se agudiza por la falta de drenajes y la extracción de barro que hacen los pobladores, el cual utilizan como materia prima para la elaboración de artesanías.
Los empresarios coinciden en que gracias a la extracción de arena hay oportunidades de trabajo para los vecinos, y que, con sus esfuerzos, habilitaron la salida hacia la nueva Chinautla por el paso en Arimany. Aseguran que mantienen los caminos en condiciones aceptables.
¿Burla o beneficio?
La alcaldesa Brenda Elizabeth del Cid, quien, según el gobernador de Guatemala, Iván Díaz, tiene potestad de frenar el trabajo de las areneras, solo ha acompañado a la comunidad en las peticiones que han hecho ante las autoridades. Aduce que desde la municipalidad no puede hacer nada, debido a que las empresas tienen autorización del MEM y trabajan en terreno privado.
Con base a documentos de la Municipalidad de Chinautla, son tres las areneras grandes que trabajan en el lugar y aunque hay otras menores, no se logró identificar a los propietarios. Según Díaz, son de cinco a seis empresas las que funcionan en el lugar.
Documentos proporcionados por la comuna reflejan que las regalías para el municipio son mínimos. Piedrinera San Luis aporta Q2 mil 576.71 anuales a la comuna, según consta en el recibo del MEM, 003156, con fecha del 26 de enero de 2018.
La arenera El Pino, que opera en la finca El Pino, San Antonio Las Flores, otorga regalías por Q549.06 al año, según el recibo 003119, y la arenera San Fernando, Q301.11 anuales, según orden de pago 003128. Las tres empresas prefirieron no revelar los montos de sus ingresos por motivos de seguridad.
Dictamen vigente
El consejo científico de la Conred, en su resolución 002-2006, del 14 de diciembre de ese año, destaca que la situación de erosión e inestabilidad del terreno en Santa Cruz Chinautla se ha agravado en los últimos años; sin embargo, no se han tenido avances en las recomendaciones que deben hacerse, según David de León, vocero de esa institución.
“Para nosotros el lugar continúa siendo de riesgo. Es inestable y ha ocurrido desprendimiento de material, y con lasituación de lluvias se complica mucho más por los factores que se establecieron en el informe desde el 2006”, afirma De León.
De acuerdo con el dictamen de hace 12 años, históricamente la zona ha tenido problemas de deslizamientos y hundimientos repentinos, debido a su posición geográfica, así como por condiciones geológicas e hidrológicas. En sus recomendaciones la Conred enfatiza que el manejo inadecuado de la extracción de material de los ríos y la falta de un ordenamiento territorial ha llevado a que se agudicen los problemas.
También establece que por los daños del terremoto de 1976, el Estado creó el Acuerdo Gubernativo 583-84 —aún vigente— el 10 de julio de 1984, que hace mención al peligro inminente para la población de Chinautla y que requirió el traslado de la misma a un lugar seguro, para lo cual se formó la Comisión Coordinadora integrada por diferentes instancias y regida por el Comité Nacional de Emergencia.
En el informe se pide la creación de un programa de desarrollo integral y que se contemple un plan piloto de reducción de riesgos en Santa Cruz Chinautla, su zona de confluencia y de las subcuencas de los ríos Las Vacas, Tzaljá y Chinautla; sin embargo, a la fecha no hay avances, según De León.
“Diversos estudios del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) y la Secretaría Ejecutiva de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres demuestran que adicionalmente a la actividad natural, algunas actividades humanas junto con una falta de ordenamiento territorial aumentan los niveles de riesgo por deslizamiento y erosión en los alrededores de Santa Cruz Chinautla”, se lee en el dictamen.
El documento añade que las municipalidades de Chinautla y Guatemala deben enfatizar los análisis de futuros riesgos por inundación, deslizamiento y erosión en el sector, lo que tampoco tiene avances.
Alfonso Alonzo, ministro de Ambiente y Recursos Naturales, afirmó que sí monitorean el trabajo de las areneras, aunque el MEM es el encargado de extender las licencias de operación, y que su cartera solo ve la viabilidad ambiental.
Añadió que desde el 2012 el Marn acompaña a las comunidades de Santa Cruz Chinautla, se ha capacitado a líderes del lugar en temas ambientales y se erradicó un vertedero en La Ponderosa. También asesora a la comuna en cuando a los instrumentos ambientales, medidas de mitigación para el tratamiento de la basura y la construcción de plantas de tratamiento.
Desde finales de abril de este año, añadió Alonzo, el Marn se sumó a la mesa técnica para evaluar la situación de la extracción de arena y el problema de desechos sólidos.
Se gestionó en la oficina de Comunicación Social del MEM, en reiteradas ocasiones, una entrevista con el ministro de Energía y Minas, Luis Alfonso Chang Navarro, pero no fue posible. También se les solicitó conocer los permisos con los que funcionan las areneras, pero tampoco accedieron.
Rodeada de fallas
Eddy Sánchez, director del Insivumeh, explicó que la capital está rodeada de fallas geológicas que se encuentran paralelas entre sí y que se ubican hacia el oeste (Mixco) y hacia el este (Santa Catarina Pinula), estas últimas son las que tienen influencia sobre Chinautla. De las fallas se han identificado dos importantes, una que está en el río Las Vacas y otra que atraviesa parte del río Chinautla.
Jorge Girón, geólogo del Instituto de Investigaciones de Ingeniería Matemática y Ciencias Físicas de la Universidad Mariano Gálvez (UMG), dijo que además de los deslizamientos y hundimientos debe tomarse en cuenta las fallas, especialmente la que pasa paralela a la del Motagua, ya que produce debilidad del terreno y aumenta la capacidad de filtración de agua en la temporada de lluvia, con lo cual el suelo se vuelve vulnerable a sismos.
Girón explicó que los daños en Santa Cruz Chinautla comenzaron antes del terremoto de 1976, ya que es un lugar con alta concentración de arcilla, pues antes era un área boscosa cubierta por vegetación.
El experto considera que en Chinautla urge un plan de ordenamiento territorial para conocer las zonas donde hay mayor concentración de arcilla y arena, y un plan para el manejo de las cuencas de los ríos que lo atraviesan.