ESCENARIO DE VIDA
¡Es hora de actuar alcaldes!
¡Quién hubiera pensado que estaríamos regresando al pasado cuando se usaban canastas de mimbre para ir a comprar al mercado, hojas de banano, servilletas de tela para ir a traer las tortillas o el pan, y cestas y bolsos típicos para las compras! Aún falta ver que se prohiban las tinajas de plástico y se vuelvan a producir las bellas y tradicionales de barro de Chinautla.
Esos fantásticos cambios son los que se están produciendo con tal de sustituir el plástico. En San Pedro la Laguna, gracias a su alcalde Mauricio Méndez, ya se logró que prácticamente el 95% de los pobladores reaccionen positivamente ante la prohibición del plástico y de recipientes de poliestireno expandido (duroport).
Esta iniciativa ayuda a los pueblos indígenas a producir con más ahínco los productos artesanales, pues ahora tienen más demanda. Otros alcaldes como el de Cantel Quetzaltenango, el de San Pedro Sacatepequez y el de San Miguel Petapa también están entrando en el aro de prohibir el plástico y van a necesitar una campaña de concientización para educar y convencer a los pobladores para que desistan de esos materiales, so pena de grandes multas. Deben hacerles entender que el plástico nos daña pues se degrada en siglos, y llega a nuestros ríos, lagos y mares contaminándolos.
Pero mis lectores se preguntarán cómo surgió esta iniciativa. Resulta que cuando el alcalde de San Pedro la Laguna, en Sololá, vio que el vertedero para los desechos —que estaba proyectado a durar 10 años— estaba a la mitad de su capacidad en tan solo un año, decidió actuar para que no se siguiera contaminando el Lago de Atitlán. Vio que la planta de residuos sólidos del pueblo se estaba deteriorando, y no tenía la capacidad económica para reemplazarla. Por lo que creó un decreto municipal para prohibir los plásticos y los recipientes de unicel. Ahora él y la junta municipal están proponiendo que se integren cursos de medio ambiente al currículum nacional en todos los niveles del país.
Poco a poco, despacito pero seguro, estamos llegando a comprender que no podemos seguir usando productos o envolturas de plástico y a mi juicio, todos los alcaldes, especialmente los del los municipios a la orilla del Lago de Atitlán como los del Lago de Amatitlán debieran prohibirlo con acuerdos municipales. No se diga el resto de Guatemala, pero por algo se empieza y quizá después de ver cómo estos valientes alcaldes se han animado, otros también deben unirse a la lucha. Digo valientes, porque ya han habido entidades que han interpuesto demandas por emitir dicha ley, pero no han ganado.
En mi recorrido por Guatemala he visto en muchas comunidades que las autoridades comunales sí están conscientes y hacen toda clase de esfuerzos por cuidar su entorno natural. Por ejemplo, en La Esperanza, Cobán, Alta Verapaz, se ha llegado a multar a vendedores de verduras y mercadería con mil quetzales por contaminar y no cumplir con los acuerdos locales. Los alcaldes de toda Guatemala deberían tomar estas medidas en contra del plástico y duroport e imponer fuertes sanciones.
Es una lección para el resto de Guatemala ver la preocupación de los pueblos indígenas por proteger su entorno, que es parte de su cosmovisión. Los consejos de ancianos mayas han de estar llenos de júbilo de que al fin lleguemos a cambiar nuestros nefastos estilos de vida que nos están destruyendo. Ellos saben que nuestra relación con la naturaleza debe ser amigable si queremos subsistir, ya que todo lo que viene de la Madre Tierra merece respeto. ¡Es hora de actuar alcaldes!
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