EDITORIAL
No hace falta un voto de falta de confianza
El presidente Jimmy Morales es el primer responsable del nuevo bochorno protagonizado ayer en el Congreso, cuando fue insuficiente la participación para declarar un voto de falta de confianza contra el ministro de Ambiente y Recursos Naturales, Alfonso Alonzo, porque ya ni siquiera debería estar en ese cargo, al confesar durante su interpelación que no tenía la más mínima preparación para ocupar ese puesto.
En el hemiciclo, Alonzo dejó en claro también que había mentido respecto del uso de un helicóptero para ir a votar durante la consulta sobre el diferendo limítrofe con Belice y que, en todo caso, su nombramiento era un asunto político, atribuyendo cualquier responsabilidad al presidente. Sin embargo, ayer los diputados arrimados en la bancada FCN-Nación y la del partido Todos, de Felipe Alejos, quien ayer presidía las sesiones, lo protegieron y con sus ausencias y unos cuantos votos en contra evitaron que se aprobara la moción de censura contra uno de los funcionarios más opacos del actual gobierno.
En todo caso, la responsabilidad es del presidente, porque, si bien estos son nombramientos políticos, esto tampoco constituye una licencia para designar a personas incapaces a cargos de mucha relevancia. Estas carteras están llamadas a jugar un importante papel en países con las condiciones de precariedad como las que prevalecen en Guatemala, donde deberían ser nombradas personas con adecuada preparación y capacidad para asumir tal reto.
Ahora Morales debe dar la lectura adecuada a la votación mayoritaria surgida ayer en el Congreso, que en todo caso se impuso al voto minoritario de quienes creen haber protegido a un funcionario que ha demostrado incapacidad y descaro para estar al frente de uno de los ministerios más importantes en las circunstancias actuales. Por eso, a la mayor brevedad, el mandatario debe proceder con la destitución de Alonzo como ministro de Ambiente, porque su permanencia le hará muy serio daño al país y al Gobierno.
De no hacerlo, el presidente asume la responsabilidad de las actuaciones de su protegido, porque este, además de no haber dado muestras suficientes de cumplir requerimientos mínimos para asumir semejante reto, también ha dado claras evidencias de una suprema incapacidad. Esto le hace un flaco favor al gobernante, quien cargará con el estigma de haber designado a alguien sin ningún conocimiento, lo que solo conlleva a acrecentar la ya deteriorada imagen presidencial.
Alonzo no solamente ha dado un triste espectáculo en los pocos días al frente de tan importante cartera, sino que, con sus actuaciones, es uno de los máximos responsables del deterioro de la imagen de esta administración. De no cesar en el cargo, acrecentará la percepción del poco interés que tiene este gobierno en atender temas trascendentales como la emergencia que ahora se vive, cuyo drama amenaza con convertirse en una pesadilla nacional.
Si Morales no aprovecha la oportunidad para enviar el mensaje correcto, abonará en su propio desprestigio porque el actual ministro de Ambiente no solo ha dado sobradas muestras de incapacidad, sino que es uno de los que más ha contribuido con el desprestigio de la imagen presidencial.