FLORESCENCIA

Visión

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Cada vez que ciertos grupos de posturas extremistas  lanzan ataques por las redes sociales u otros medios encuentro la evidencia de como la intolerancia y la intransigencia —ya sea originada por la ignorancia, por intereses creados o por resentimiento— condenan a Guatemala a hundirse más a la división, la pobreza, y el subdesarrollo. Al tratar de justificar sus acciones, estos grupos se alejan de lo que la mayoría de los guatemaltecos queremos.

Yo no quiero una Guatemala donde se nacionalicen procesos importantes para que el país funcione, pero tampoco quiero una Guatemala donde cualquier grupo venga con la bandera de propiedad privada para contaminar los ríos y destruir la naturaleza que para mí y mis ancestros son sagrados.

Lo que yo quiero es desarrollo. Quiero vivir en paz. Quiero que mis hijos e hijas tengan una educación enfocada en desarrollar sus capacidades y no nada más en estar memorizando. Quiero poder emprender un negocio y no tener que preocuparme de barreras burocráticas o de ser extorsionado. Quiero poder viajar y conocer todos los rincones de Guatemala en autopistas modernas y seguras. Quiero que Guatemala sea conocida a escala mundial por su diversidad, por su economía sostenible y por su gente talentosa. Quiero que parte de mis impuestos se utilice para el desarrollo de mi vecindad, de mi pueblo, de mi ciudad y otra porción para los servicios nacionales como la educación, la salud, y la infraestructura. Quiero ver a Guatemala renovar su virtud de ser una de las cinco culturas fundadoras de la civilización moderna. ¿Qué Guatemalteco no quiere eso?

Por el bien de Guatemala no debemos dejar que los grupos extremistas nos sigan dividiendo. A mí, el pequeño grupo que aboga por nacionalizar la luz eléctrica no me representa como tampoco me representan aquellos que abogan por la propiedad privada en áreas rurales con el fin de destruir montañas, desviar ríos y explotar nuestros recursos naturales sin dejar justas regalías o aportes a los pobladores. La estrategia de estos pequeños grupos que manejan o la economía de nuestro país o que dicen representar a los campesinos, es la de bombardearse y bombardearnos a nosotros con sus mensajes divisorios y, de alguna manera nos obligan a decidir en qué lado estamos, si somos del área rural o de la ciudad. No todos los indígenas estamos representados por estos grupos y definitivamente no todos los empresarios estamos representados por el denominado grupo del empresariado.

Si de verdad su enfoque fuera Guatemala, deberían demostrar que el desarrollo de la ciudad es igual de importante como el desarrollo del área rural y apoyar para llevar agua potable, electricidad, escuelas, puestos de salud a lugares remotos que aún no tienen estos servicios básicos en lugar de generalizar a todos los empresarios o a todos los campesinos los que cada día trabajan duro para traer pan a su mesa. No basta decir que hay que dar educación de calidad, sino que hay que generar condiciones reales para ella.

Debemos crear un gobierno con visión de país mediante un nuevo liderazgo, enfocado específicamente en Guatemala y no en los intereses de los pocos. Debemos también tener claro que no podemos copiar directamente lo que otros países han hecho y aplicarlo a Guatemala. Guatemala es única, es diversa y es tierra maya.

Mientras los guatemaltecos dejemos manipular nuestra opinión entre esos grupos extremistas no habrá posibilidades de estructurar un plan de desarrollo que permita frenar el éxodo de familias que termina con niños enjaulados en la frontera y nuestro sistema educativo seguirá sirviendo de caja chica para una dirigencia magisterial obtusa.

MarcosAntil.com

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