¿Le ha sucedido esto alguna vez? El deseo de complacer y quedar bien con los demás, pero la insatisfacción consigo mismo podría darse en el ámbito laboral, en una amistad, en su relación de pareja o con sus hijos. Es aquí donde debe entrar la asertividad, según los expertos.
Oscar Estrada, psicólogo clínico, explica que la asertividad significa tener la capacidad de defender sus propios derechos sin dañar los de los demás. “Es saber poner límites a lo que las otras personas solicitan de nosotros”, indica.
De igual forma, se trata de saber decir las cosas correctas en el momento correcto, dice la psicóloga clínica Gabriela Ramos. “Para ello debemos incluir la empatía, pensar cómo nos gustaría que nos dijeran las cosas y cómo entenderíamos el mensaje que deseamos comunicar”, explica.
Esta situación es tan común que pareciera que debemos aceptarlo todo, complacer en todo momento y que nos corresponderán de la misma manera, sin embargo, esto no debe ser así y, de acuerdo con los expertos, debemos saber decir “No”.
La explicación
Querer agradar a las personas, decir las cosas con delicadeza y no querer quedar mal es parte de nuestra cultura, dice Ramos. “Queremos quedar tan bien que no decimos que “No” porque pensamos que vamos a lastimar a la gente, que se pueden enojar o que les vamos a caer mal”, señala la psicóloga y agrega que “aceptamos cosas que no queremos hacer, por compromiso”.
Para Estrada, esto podría darse a partir de distintas razones como pensar que, al necesitar de esa alguien, no seremos correspondidos, por ejemplo. “Uno espera una respuesta positiva, pero la otra persona tiene derecho a decir que no. No se trata de uno compromiso”, agrega.
Asimismo, Estrada señala que esto se da con frecuencia cuando existen relaciones de poder. Si la persona tiene algún grado de autoridad sobre nosotros, podríamos aceptar las solicitudes de “favores” por miedo a ser afectados. “Esto abre paso al acoso laboral”, dice.
Un ejemplo en este ámbito es cuando el jefe o la jefa solicita a la persona subordinada que se quede más tiempo laborando y, por temor a alguna sanción, esta lo acepta sin mayor libertad.
Según Ramos, si no somos personas seguras de nosotras mismas y nos dejamos afectar por lo que otros digan, entonces no podremos decir que no porque buscaremos siempre agradar a los demás. “Al ser seguro de sí mismo, entendemos que no podemos agradar a todos y que, al ser genuinos agradaremos a quienes les guste nuestra manera de ser”, expresa.
Algunas señales
Complacer a todas las personas en todo momento es una tarea que no nos corresponde cumplir y debemos aprender a identificar las señales para decir que no en determinadas situaciones. “Cuando nos invitan a un evento y decimos que sí, pero el día llega y comenzamos a sentirnos ansiosos y ponemos excusas mentales, es una señal de alerta para decir que no y, de esta manera, no atormentarnos”, dice.
Otro aspecto que debemos tomar en cuenta es nuestra condición en cuanto a disponibilidad de tiempo. “Si en el trabajo aceptamos muchas tareas, participamos en un voluntariado y buscamos ayudar a nuestros amigos, podríamos sentirnos agobiados y no encontrar un respiro”, expresa la psicóloga.
En parejas es muy común que se den ciertas exigencias como querer compartirlo todo, ir siempre a las reuniones de los amigos o que se tengan ciertas actitudes que no corresponden a la persona. “No te vistas de esta manera”, “llévame con tus amigos” y “haz esto conmigo”, son algunos ejemplos que da Ramos.
Estrada indica que es importante establecer límites porque toda persona necesita un espacio personal que no sea invadido por los demás.
Cómo decirlo
Aceptar toda “solicitud” de ayuda podría afectarnos emocionalmente al punto de sentir que nos traicionamos, que no somos felices, así que es momento de aprender a decir que no. Recuerde que es importante el “cómo”, ya que deberíamos poder expresarnos sin lastimar a las demás personas. “No me es posible ayudarte en esta ocasión”, ejemplifica el experto. Con esto no deberíamos de sentirnos culpables.
Además, Ramos señala que no debemos sentirnos obligados y ponernos en riesgo con tal de complacer a otros. “No somos capaces de hacerlo todo, tenemos límites en el tiempo, en nuestras capacidades. Es importante establecer límites para no sobrecargarnos de trabajo porque esto nos hace mal. Es válido decir que no”, expresa.
Y en estas fiestas de fin de año, dice Estrada, es cuando los hijos suelen pedir muchos regalos y, por tratar de complacerlos, muchos padres se endeudan. “Es necesario que tengamos conciencia de nuestra capacidad y de nuestras prioridades. A veces, con poco dinero, se puede compartir sin necesidad de quedar comprometido”, dice.
Así que, según la experta, lo primero que debemos hacer es ser sinceros con nosotros mismos, aceptar que no contaremos con los medios para brindar nuestro apoyo. “Gracias por la invitación, pero no tengo tiempo” o “Quisiera ayudarte, pero no tengo dinero”, son algunos de los ejemplos de comunicación asertiva. Tome en cuenta el momento en que lo hablará, el tono de voz y las palabras que utilizará. Sea una persona empática.
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