LIBERAL SIN NEO

De instituciones y organizaciones

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El término “instituciones” figura de manera prominente en discusiones sobre desarrollo económico, política, gobierno, conflictividad y, en general, lo pertinente al acontecer social. Encuentro que es frecuente la confusión entre instituciones y organizaciones y es usual que se piense que estos términos son sinónimos, cuando no lo son. Se habla de la calidad de las instituciones, su fortalecimiento o reforma, cuando en realidad quizás se hace referencia a organizaciones. ¿La Corte Suprema de Justicia, el Congreso y el Ministerio de Finanzas son instituciones? La respuesta es no, son organizaciones, el resultado de determinadas instituciones. La Constitución Política de la República de Guatemala, en cambio, sí es una institución.

Las instituciones son las reglas formales e informales que gobiernan el comportamiento de las personas y la ejecución o compulsión de estas reglas, a través de la internalización de ciertas normas de conducta, la presión ejercida sobre el individuo por parte del grupo, o el poder de coacción que pueda usar la amenaza de violencia contra quienes violen las reglas (Douglass North 1990, 2005). Las instituciones son las reglas del juego, así como las prácticas, costumbres y tradiciones que les dan sentido. Son las restricciones que enfrentamos en la sociedad y sus propiedades que las hacen cumplir. Las instituciones son de carácter esencial para una sociedad, pues estructuran los incentivos en las relaciones e intercambio humano, ya sean políticos, sociales o económicos.

Las reglas formales consisten en la codificación de reglas, como la constitución, leyes, regulaciones, reglamentos y otros códigos, mientras que las reglas informales son las no escritas o codificadas, como las tradiciones, normas, prácticas y costumbres. Dado que las instituciones dan forma a la estructura de incentivos, las instituciones políticas y económicas son los determinantes subyacentes de los procesos políticos y el desempeño económico. Si las instituciones son las reglas del juego, las organizaciones y sus empresarios —las personas que emprenden, promueven, guían, impulsan— son los jugadores. Las instituciones determinan el tipo y carácter de las organizaciones que surgen y definen cómo se tiene éxito. Las organizaciones que surjan reflejarán las oportunidades que provee la matriz institucional. Las reglas del juego y cómo estas se hacen cumplir determinan cómo se juega.

Un ejemplo o metáfora sería el fútbol, una institución con reglas formales e informales, que determinan cómo se juega este deporte. La prohibición del uso de las manos, el faul, saque de meta o de banda, las porterías, el gol, son todo parte de las reglas y determinan cómo se juega. Hay un árbitro que hace cumplir las reglas y estas determinan los incentivos, así como qué constituye ganar y perder. Un encuentro de fútbol será fluido y corresponderá a su esencia en la medida que los jugadores observen las reglas.

F. Hayek observa que las instituciones formales son efectivas allí donde codifican los sistemas de creencias que ya forman parte del acervo cultural de una sociedad. Por eso no funciona trasplantar la constitución de Suiza a Afganistán. Cuando hablamos de fortalecer o reformar las instituciones, nos referimos concretamente a las reglas del juego y su cumplimiento, que dan forma a las organizaciones y la manera en que los “jugadores” se desempeñan dentro de estas. Quizás hay que poner atención a las reglas fundamentales e inhibirse de verlas como instrumentos de ingeniería social. Mejores organizaciones devienen de mejores instituciones.

fritzmthomas@gmail.com

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