SIN FRONTERAS

Una historia para cuestionar al país

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Mírela ahí, puesta encima del escritorio de influyentes y tomadores de decisiones, a lo largo de todo EE. UU. Es una copia de la revista Newsweek, cuya reciente edición amaneció, en este fin de semana de nuestras marchas y antorchas, con su historia de portada, precisamente acerca de algo relativo a Guatemala. Pero ni por un segundo piense que tiene algo que ver con nuestra independencia, o soberanía. Ni siquiera vaya usted a creer que se refiere al trascendental estira y encoge alrededor de Cicig y los corruptos locales. Lo que hoy leen los altos círculos del poder mundial es la historia desgarradora de aquella pequeña jutiapaneca, de quien les he compartido en anteriores ocasiones. Leen sobre mi clienta y amiga, Elsa Johana Ortiz. Y la travesía infernal –como bien la describió Newsweek- que atravesó, para recuperar a Antony, su único hijo, a quien había perdido, en las garras despiadadas de la política antimigratoria de Trump. E independientemente de su posición en el debate migratorio, en lo que seguramente coincidirán los influyentes lectores, es que Guatemala es el paradigma actual de lo fallido; una república enclenque, de la que sus habitantes escapan, a toda costa. ¿De qué –esperaría uno que se pregunten- se fuga esta gente? ¿Qué podrá ser tan desesperanzador en su país de nacimiento, para que prefieran sufrir los suplicios de la emigración irregular?

Ojalá, una respuesta a esas preguntas, la entiendan al ver las imágenes de ese mismo día, de don Jimmy Morales en Ciudad de Guatemala. Celebrando la independencia nacional, satinado y planchado, en banda presidencial enrollado, la cara frontal de una propuesta nacionalista, exaltó conceptos en los que Johana y los emigrantes, simplemente no creen. Morales esputa en un micrófono palabras que insultan y ofenden a cualquiera que entiende el país. Reafirmando un rumbo diseñado desde las élites, es el mismo que derivó en que el nuestro sea hoy el país con más ciudadanos cruzando las fronteras del norte. Morales habla de “unidad” mientras se aísla en un ambiente de odio. Habla de “diálogo” pero se blinda entre hordas de piratas digitales contratados. No se abre, no intercambia, ni accede, jamás. Habla de paz, mientras ordena que kaibiles regresen a las calles. Militariza los actos civiles de Gobierno, como si no tuviera idea de que la chispa que inició la emigración masiva al norte, fue la guerra interna que tanto nos costó superar.

Cuesta una enormidad, pero lo mejor de Guatemala está hoy cuestionando al país, más que celebrándolo. Y no es para menos, cuando lee uno tantas historias como las de Elsa Johana Ortiz. Por ello, se ve desesperado al Ejecutivo cuando impide que los ciudadanos expresen libremente su sentir. Cerrando las plazas, prohibiendo pancartas, y exhibiendo milicias que no convencen a nadie. Y expulsando del país a la figura trascendental que abrió los ojos de tanto guatemalteco, sobre cómo el país ha estado cooptado en favor del interés de una inaceptable minoría.

La historia de Newsweek revela muchas cosas para discutir en el futuro. El trato inhumano que sufren los migrantes en EE. UU. La complicidad de Guatemala, y la candidez con la que omite actuar nuestro ministerio exterior. Pero en esta celebración patria, cabe usarla de referencia para evidenciar cuánta necesidad hay de promover un Estado del que no esté forzada a escapar su población. Importante reflexión, en especial para la élite del país, los empresarios organizados, los industriales, los exportadores, que con su respaldo y liderazgo económico, permiten un Estado de vergüenza mundial. Aquí la historia: https://www.newsweek.com/2018/09/21/trump-family-separation-one-mother-fights-back-1118170.html

@pepsol

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