El guatemalteco forma parte de 400 centroamericanos liberados por ICE, y viajará este fin de semana con su familia a Florida, donde tiene parientes y donde acudirá a una cita para seguir su proceso de asilo.
A pesar de haber recorrido un largo viaje, ser engañado por los traficantes, permanecer en centros de detención hacinado junto a decenas de inmigrantes y comer a diario solo un “burrito” y “sopa de vaso”, asegura que esta “mil veces mejor aquí, que en su país”.
“Me sentí feliz cuando vine a este lugar, estoy agradecido con la iglesia, y pues ICE hace su trabajo. Es más difícil estar en Guatemala, hay mucha violencia, si quieres salir adelante y poner tu negocio tratan de extorsionarte y si no pagas, pues te matan, así es la ley de las maras (pandillas) allá”, comentó.
Liberados, pero con grilletes
Los migrantes que fueron liberados por ICE comenzaron a llegar a EE.UU. a finales de agosto tras la eliminación por parte del Gobierno del presidente Donald Trump de la política de “cero tolerancia”, que separó a más de dos mil 500 niños de sus padres en la frontera con México, y cuyo pedido de reunificación llegó a los tribunales.
Por lo menos mil 400 inmigrantes llegaron desde entonces en grandes grupos, en su mayoría pagando a coyotes que los dejaban cerca de los puestos migratorios en la frontera, en donde se entregaban.
De ellos, unos 400 fueron dejados en libertad desde el lunes pasado, con grilletes electrónicos y acogidos por iglesias y organizaciones civiles de Arizona mientras organizaban su destino final.
James Pennington, pastor de la Iglesia First Church UCC, que recibió a un centenar de estos inmigrantes, dijo que esta liberación masiva de inmigrantes es una estrategia de ICE para magnificar el problema y calificar la situación como una “crisis migratoria incontenible”.
Además lamentó del trato “terrible” que reciben, la escasa alimentación diaria, con tan solo una sopa, y el descuido de la salud de la mayoría de menores, que llegaron a su iglesia con tos, infecciones en el oído y bronquitis, debido al frío de las celdas.
“Nos entregaron cerca de 65 niños enfermos, y ni siquiera les dieron medicamento. Aquí los estamos atendiendo y les damos comida digna, tamales, hamburguesas, en el desayuno huevos, frutas y vegetales, no una sopa de vaso como en ICE”, destacó.
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