VENTANA
Guatemala es más que la suma de sus partes
Tarde o temprano los guatemaltecos vamos a tener que dialogar hasta encontrar un propósito que nos una como nación. Ese será el próximo reto que tendrá que resolver el siguiente gobierno. Pero encontrar un propósito de país no es una tarea fácil. Para entrar a dialogar tenemos que dejar fuera las ideologías tradicionales. Es difícil, pero ahora que el mundo marcha aceleradamente hacia la globalización, está claro que las posiciones de izquierda y derecha son como dos sillas que están encerradas en un mismo cuartito que no nos permiten pensar. Si no podemos pensar, no podemos dialogar. Hay que salirse de ese cuartito. Respirar. Ver lo ancho y grande que es el mundo de hoy y decidir para dónde queremos ir. La idea es ver que la izquierda y la derecha son partes de un mismo sistema quefue fundado usando la lógica creada por Newton hace más de 300 años. Quien la explica muy bien es el filósofo y arquitecto holandés Anton Alberts.
Para pensar, y poder dialogar, vamos a tener que encontrar un nuevo lenguaje, una nueva lógica que esté fuera de la rígida mentalidad de Newton, que nos dejó encerrados en la idea de que los problemas hay que dividirlos en partes para poderlos resolver. Hoy en día las ciencias, especialmente las que buscan las respuestas a la vida desde la nueva biología, tomaron otro rumbo: en lugar de ir hacia las partes, van al encuentro del entorno, del contexto. Eso es salirse de las sillas del cuartito. La nueva mentalidad se expresa con este pensamiento: “El todo es mayor que la suma de las partes”. Creo que, para pensar y dialogar de verdad, hay que salirse de la visión fragmentada de la vida y darse cuenta de que el mundo ya cambió. Como estos temas a veces se dificultan comunicarlos, elegí dos ejemplos que pueden ayudarnos a ver que sí podemos salir de las viejas ideologías. El primer ejemplo viene de la antigua manera como, antes, la humanidad comprendía que teníamos una doble naturaleza: alma y cuerpo y que sí existía algo que los unía. El otro ejemplo tiene que ver con la famosa escena de los héroes gemelos del Popol Vuh, cuando, antes de bajar a Xibalbá, dejaron dos cañas de maíz sembradas en su casa y advirtieron a su abuela y a su madre que si se marchitaban estarían muertos, y si reverdecían, estarían vivos.
Hoy en día, para hacer comprensible la naturaleza humana, siguiendo el lenguaje de Newton, separamos a la mente del cuerpo. Sin embargo, mucho tiempo antes que Newton la mente racional era vista como una de las tantas facultades del alma, y lo opuesto al cuerpo era el alma, no la mente. La maravilla es que en la manera antigua de concebir al ser humano había algo que hacía la unión entre alma y cuerpo, y eso era el espíritu. No es una coincidencia que “las palabras alma en sánscrito (atman), griego (pneuma) y latín (anima) signifiquen, todas ellas, “soplo”. Lo mismo ocurre con la palabra espíritu en latín (spiritus), en griego (psyque) y en hebreo (ruah). Todas significan también “soplo.” Es interesante saber que antes se creía que “alma era la fuerza de la vida y que el espíritu era la actividad de la consciencia”. En el caso de los gemelos del Popol Vuh, también existe esa doble manera de entender lo delicado de la naturaleza del ser humano: el alma, que es la fuerza de la vida, queda sembraba en las cañas de maíz, y que se marchiten o no va con el espíritu que morirá o vivirá de acuerdo a lo que les sucederá en Xibalbá. Las lecciones encriptadas del Popol Vuh tienen vigencia en el pensamiento de la nueva biología. Ojalá logremos comprender que existe un espíritu que nos une a todos los chapines… “Ojalá que nos devuelva la conciencia para llevar a cabo un auténtico diálogo nacional!”, exclamó el Clarinero.
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