El insólito blanco estaba ubicado en un campo lleno de maleza. Dickey disparó, desatando primero una explosión de confeti azul que rápidamente se convirtió en llamas.
Las autoridades dijeron que Dickey -un agente de la patrulla fronteriza- usó una sustancia altamente explosiva.
“¡Comiencen a recoger!”, se escucha una voz gritando luego que comienza el fuego.
Una corte ordenó en septiembre a Dickey, que se declaró culpable de lo sucedido, a pagar US$8.2 millones en restitución y lo condenó a cinco años en libertad condicional.
El primer pago fue de US$100 mil y debe continuar con cuotas mensuales hasta completar el total.
Dickey dijo al juez que fue un “total accidente”. Apenas se desató el fuego lo reportó a los bomberos, que necesitaron una semana para controlarlo.
En esta popular tradición, algunos futuros padres golpean una pelota de golf que estalla en rosa o azul, o cortan un pastel cuyo relleno es del color representativo del sexo, o brindan con bebidas coloreadas.
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