IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Guate no es mala
En un restaurante vi escrito un rótulo que me llamó mucho la atención: “Guate no es mala”, decía, y es cierto, porque la imagen de nuestro país a escala internacional se ha visto muy dañada en las últimas décadas. ¿Será acaso que nos marcó el nombre? Puede ser, porque tristemente nuestro país ocupa uno de los primeros lugares en el mundo como uno de los más corruptos, violentos y con mayores índices de desnutrición y analfabetismo.
Somos el país de la violencia y la impunidad, gobernado por una generación de víboras, un grupo de corruptos que están agarrados al gobierno con uñas y dientes. La corrupción reina a todos los niveles posibles —público, privado e incluso en las iglesias que comercian con la fe—, maras, narcos, políticos corruptos. ¡Gente mala!
Pero este es solo un grupo reducido, la mayoría de la población guatemalteca es buena, gente amable y positiva, pero sobre todo muy trabajadora y honrada. Gente creativa y luchadora que se las ingenia para poner un negocito y ganarse la vida sin robar, con principios y valores. Profesionales muy capaces, con una mente brillante, que han sido, incluso, reconocidos a escala internacional. ¡Gente buena!
Si hablamos de riquezas naturales, Guatemala tiene lugares maravillosos, un paraíso con rica fauna y flora, bordeada con dos océanos que les da colorido a nuestras playas. El patrimonio histórico, natural y cultural está en cada rincón de nuestro territorio. Nuestra historia fascina al mundo entero, al hablar de la civilización maya. Antigua Guatemala, monumento mundial, el Lago de Atitlán, uno de los más bellos del mundo, rodeado por los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro, lo convierte en una joya natural sin comparación alguna. Nuestra situación geográfica nos provee de minerales de todo tipo. Y si hablamos de cultivos, tenemos caña, café, cardamomo, y toda clase de verduras y frutas posibles, gracias a la diversidad climática que poseemos.
A Guatemala, en broma o por descalificarla, hasta le llaman “Guatepeor” y no debería ser así, ya que en el nombre de una nación está implícito el amor, orgullo y patriotismo que se profesa por un país. El nombre marca a una persona o cosa, y en este caso se argumenta que nuestro país está sentenciado negativamente por la palabra “mala”, por lo que algunos prefieren omitir el final del nombre de su estructura sustantiva, llamándolo simplemente Guate.
Para comprender el origen del nombre Guatemala, durante mucho tiempo se creyó que la palabra viene del náhuatl que significa tierra de árboles, pero en el 2004, por la asociación con el lienzo de Quauhquechollan, se sabe que deriva del náhuatl Quauhqtemallan, que significa lugar del águila cautiva. Los mexicas llamaban Quauhqtemallan a la ciudad de Iximché, porque una de las familias gobernantes, la de los Xahil, utilizaba como símbolo un águila encerrada en un cuadro, en tanto que llamaban Utatlán a la capital k’iche’ Q’umar Ka’aj. Cuando Pedro de Alvarado llegó con tropas auxiliares tlaxcaltecas utilizó los nombres en náhualt y por eso, por su poca capacidad para interpretar el idioma náhuatl, lo simplificó por Guatemala y así llama a Iximché en sus cartas a Hernán Cortés. De ahí deriva el nombre de Guatemala para la ciudad de Santiago de Guatemala, cuyo ayuntamiento se estableció en 1524 en las afueras de Iximché, que pasó a la provincia, al reino de Guatemala, Centro América, y la República de Guatemala.
Y qué tal si se pudiera cambiar el nombre a Guatebella, Guatebuena, Guaterrica, Guatelinda. Podría hacerse por medio de una consulta popular, y talvez Jimmy Morales se atreve a poner en marcha el plan antes de irse, al menos haría algo bueno y como el es un hombre atrevido. ¿Quién sabe?
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