LA BUENA NOTICIA
Iniciando el 2020… ¡He aquí el modelo a seguir!
Afirmaba el empresario, filántropo y pensador Clement Stone (1902-2002): “Apunta a la luna, sin fallas, al menos podrías darle a una estrella”. Ello, en referencia a “hacer proyectos para todo nuevo año o camino de vida”, como este 2020 que ya encuentra agendas llenas de planes comunitarios, personales, económicos, académicos, deportivos, turísticos, etc. Lamentablemente, en el campo de la vida espiritual de cualquier credo, faltan propósitos, proyectos para “seguir a Alguien” marcados como debieran, por aquella virtud de la constancia a la que se refería T. A. Edison (19047-1932): “Nuestra mayor debilidad reside en rendirnos. La forma más segura de tener éxito es intentarlo una vez más”.
' “Él nos invita a imitar su vida, para tener la luz y evitar en todo momento la ceguera del corazón”.
Víctor Palma
Para ayudar a propósitos espirituales que “valen más allá de un precio material”, la Buena Noticia de mañana presenta a los cristianos a Aquel que, adorado por los Magos hace apenas ocho días, da en su historia un salto de 30 años y entra ya adulto al Jordán para ser “señalado, mostrado, indicado” en su seguimiento como proyecto válido para todos y cada uno: es el “siervo” anunciado por el profeta Isaías, para “fijarse bien en Él”, si bien su condición tan humana, escondida en la carne de un aparente carpintero peregrino, no invitaría a seguirlo y menos a imitarlo. Causa asombro, no a las gentes que lo toman por uno de tantos galileos necesitados del “baño de arrepentimiento” que da Juan a orillas del río.
De su respuesta a Juan: “Es necesario que se cumpla lo que Dios quiere”, se aclara por qué se lo coloca al inicio del año como “ejemplo a seguir”: 1) Es modelo de un verdadero “hijo de Dios”, como debieran los “bautizados”: se es hijo por la “obediencia al Padre” y no como un mero privilegio para formar parte de los “perfectos del mundo” (Papa Francisco). El “cumplir ante todo “lo que Dios quiere” hace a Cristo “hermano mayor a imitar en la propia vida”, no en el acto aislado de “bautizarse también”, sino el poner en todas las páginas de los 365 días de cada año: “Hacer la voluntad de mi Padre” (San Gregorio de Niza, 334-394, “La Gran Catequesis”). 2): el discipulado cristiano es, pues, “imitación de actitudes” antes que conocimiento de ideas o ejecución de acciones aisladas, según recordaba San Agustín (354-430): “¿Y qué es seguir a Cristo, sino imitarlo?” (“De Sancta Virginitate” 27). Una excelente propuesta para el nuevo año, amenazada por los reduccionismos acerca del bautismo como simple acto mágico, preventivo del mal de ojo, o acto social llamativo; 3) El seguimiento del señalado la voz del Padre como “digno de su complacencia” o sea “hijo agradable”, implica la acción de una de las formas más curiosas de representar al Espíritu: la “paloma” o “Yóna”, o sea “devoción, obediencia” en hebreo: es la acción del Espíritu que llenará la vida del Siervo para poder decir: “No mi voluntad, Padre, sino la tuya” (Mt 26,39).
Apuntar a “no perder de vista y seguir a Cristo en el nuevo 2020” es no solo un bello, sino “necesario ideal”: el de “imitarlo en su poner a Dios ante todo”… meta urgente para los unidos a Él por el bautismo (Rm 6, 1-14), los bautizados, enfrascados ya a estas alturas del año en actividades sin duda buenas pero nunca suficientes para crecer en la construcción del auténtico Reino de Dios, como bien indica al antiguo escrito de T. de Kempis (1380-1431): “Él nos invita a imitar su vida, para tener la luz y evitar en todo momento la ceguera del corazón” (“La imitación de Cristo”, Libro 1, 1).