Estos envíos son resultado del Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA) entre Estados Unidos y Guatemala, que arrancó en noviembre de 2019.
“Los solicitantes de asilo y los defensores de los derechos humanos dicen que los migrantes han sido puestos en aviones sin que se les diga a dónde se dirigen, y se les deja aquí -la capital de Guatemala- sin que se les dé una instrucción básica sobre qué hacer a continuación”, indicó el diario.
Marta, una hondureña de 43 años que solicitó asilo para ella y su hijo de 17 que fue herido de bala en la mejilla izquierda por una pandilla, dijo: “En Estados Unidos, los agentes nos dijeron que nuestros casos serían transferidos, pero no dijeron adónde. Luego nos pusieron en fila para subir al avión”.
Su primera impresión al llegar fue: “¿Dónde estamos? ¿Qué se supone que debemos hacer ahora?”, recordó.
El Post reporta, con base en el Instituto Guatemalteco de Migración (IGN), que solo cinco de 143 migrantes han solicitado acogerse al convenio de asilo, que implica permanecer en Guatemala mientras Estados Unidos responde. El resto han sido devueltos a su país de origen.
Thelma Shau, delegada de la Procuraduría de los Derechos Humanos, aseguró que la implementación del ACA ha sido un desastre total.
“Llegan aquí sin que se les diga que Guatemala es su destino. Les preguntan ‘¿Quieren refugiarse aquí o quieren irse?’. Y tienen literalmente minutos para decidir sin saber nada de lo que eso significa”.
La Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) tiene preocupaciones que ya trasladó a las autoridades guatemaltecas y estadounidenses.
Reunidos en la Casa del Migrante, los centroamericanos recuerdan cómo fueron aquellos días en centros de detención en Estados Unidos. Aún tienen papeles con los que esperan demostrar que merecen el asilo.
En el caso de Marta, tiene un video donde se ve a su hijo cuando era torturado por la pandilla y documentos judiciales de Honduras, pero mencionó que en las breves entrevistas los oficiales norteamericanos le dijeron que nada de eso le ayudaría con su trámite.
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Según ese testimonio, los agentes migratorios le dijeron a Marta que iría de vuelta a Honduras y se desorientó al saber que había llegado a Guatemala.
“¿Por qué nos enviarían a un país donde las mismas pandillas están operando?”, preguntó la catracha, trayendo el recuerdo de que un día salió de la Casa del Migrante a comprar comida y encontró una escena del crimen.
Los migrantes centroamericanos consultados por el Washington Post coinciden en que solo les queda arriesgarse de nuevo a ingresar de forma indocumentada a Estados Unidos, para lo cual los coyotes ofrecen hasta tres intentos.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos no respondió a las solicitudes del Post para hacer comentarios al respecto de la información. Por su parte, el IGN precisó que es respetuoso de los derechos humanos de las personas que llegan a Guatemala en el marco del ACA.
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