“Si el 99.9% de todas las especies que han existido en la Tierra se han extinguido, parece lógico pensar que ese sea el futuro inevitable de la humanidad, según los científicos atómicos (Reloj de la Apocalipsis), “quienes manejan el minutero del tiempo de vida de la Tierra”. La magnitud de la guerra mundial de los cuarenta acabaría con la rendición de las fuerzas japonesas tras la destrucción causada por la bombas nucleares lanzadas en Hiroshima y Nagasaki, que se llevaría por delante gran multitud de vidas y tendría importantes repercusiones tanto en Europa como en el resto del globo.

Como producto, Guatemala ha estado viviendo una inseguridad política y social, según trabajo presentado ante el Institute for Strategic Studies National Defense University, Seminary, Washington, en el 2007, sobre Mexican National Security. Donde desarrollé el tema sobre la generación criminal de pandillas juveniles que se formaron en USA y se desplazaron por Centroamérica, insertándose en conflictos ilegales internos de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua. Estos eran entre 70 mil a 100 mil. Así Guatemala ha estado viviendo dentro de un mundo inseguro, a pesar de los acuerdos de paz, en que la población siguió en un estado de pobreza y con la mitad en pobreza extrema.

Estas zonas de los corredores de los migrantes colindan con las llamadas autonómicas mexicanas, así como de las ilegalidades relacionadas con el crimen organizado y, en especial, con el narcotráfico. Es donde se ha desarrollado una segunda generación de pandillas juveniles de carácter internacional, las antiguas Mara Salvatrucha y M-18, que están operando desde las cárceles. Estos son aquellos grupos expulsados de California, con raíces de los conflictos armados internos de El Salvador y con experiencia en la guerra urbana. Según estudios, tienen relaciones con narcotraficantes. Lo anterior deja de ser un asunto puramente de delincuencia común para convertirse en algo más complejo, que ha pasado a ser cubierto por el Ejército de Guatemala, la Policía y otras fuerzas más, y se han tenido que recuperar la antiguas fuerzas policiales que habían sido destituidas por Dehengart como ministro de Gobernación.

En los gobiernos posconflicto no se tomaron medidas drásticas ante esto, por lo que será más difícil y costoso frenar estas luchas en el futuro, pues se trasladaron estos problemas a un sector político corrupto que generó la pobreza urbana, la inseguridad y la violencia que se padecen. Así es como empezó la emigración a USA de jóvenes que provienen de los asentamientos producto del urbanismo informal existente en el país y, en especial, del área metropolitana. El Consejo Nacional de la Juventud (Conjuve) señala que entre el 4% y 7% de la juventud en Guatemala pertenece a pandillas juveniles; según la Cepal, son jóvenes sin oportunidades o experiencia para vivir en comunidad, sin derechos ni obligaciones.

En la actualidad, los índices de criminalidad permanecen altos, lo cual causa desconfianza social para el ciudadano común y, en general, para todos los guatemaltecos que diariamente enfrentan el flagelo de la inseguridad, producto de la existencia de estas pandillas o maras, que han logrado un alto grado de conflictividad social que ha provocado la muerte violenta de personas inocentes.

Según el Consejo Nacional de la Juventud (Conjuve), entre el 4% y 7% de la juventud en Guatemala pertenece a pandillas juveniles; según la Cepal, son jóvenes sin oportunidades o experiencia para vivir en comunidad, sin derechos y obligaciones. En la actualidad, los índices de criminalidad permanecen altos, lo cual causa desconfianza social para el ciudadano común y, en general, para todos los guatemaltecos.