El académico, quien conversó con Prensa Libre durante su visita al país, como parte de una gira por Latinoamérica y el Caribe, resaltó algunos fenómenos del idioma que ha traído la tecnología.
Este viaje tiene un propósito no solo para Guatemala, sino para la región. Explíquenos más.
Esta visita es para conocer a los colegas en cada una de las academias de la región y ponernos de acuerdo para abordar proyectos en común como el Diccionario General de la Lengua y nuevas obras. Esta dinámica exige conocerse, ver las necesidades existentes y también para aprovechar y visitar a las altas autoridades de cada país.
Gestionamos la lengua de 580 millones de personas, y Guatemala, como país, necesita que esta institución tan importante se movilice junto con todas las demás, y participe, en términos de igualdad, en este movimiento regulatorio de tanta trascendencia para su cultura e historia.
Ha trabajado como escritor e investigador una obra amplia y diversa en temas jurídicos, ensayos, narrativa y estudios históricos. ¿Qué mensaje quiere dejar?
Pensar en el futuro y legado es solemne. Me gustaría haber dejado retazos de un pensamiento, de un individuo a medida que pueda ser útil para las generaciones sucesivas. Como responsable de la RAE quiero dejar vivo y unido un idioma que he recibido en esa misma forma frente a las amenazas y tensiones que se producen de todo tipo desde los medios de comunicación a las redes sociales, de modo que nos podamos entender como hasta ahora.
¿Cuál es la importancia del Diccionario del Español Jurídico?
El Diccionario del Español Jurídico abre un camino que la RAE no había explorado nunca, como lo son los diccionarios de especialidad. El diccionario general de la lengua recoge bastantes palabras de Derecho, como reconoce palabras de Botánica, Medicina o Biología, pero no es especializado.
Esta herramienta facilitará más el trabajo de jueces, magistrados, periodistas, personas cultas, y tendrá respuestas a cuestiones que se le plantean como dudosas.
Se mantienen dudas constantes sobre el género y el idioma. ¿Cuál es su posición al respecto?
Mi posición es la misma que la RAE. Reconocemos que la desigualdad de la mujer en las sociedades actuales es debido a muchas razones de carácter histórico. Probablemente haya posibilidades de mejorar los términos en que reproducimos en algunas obras de la Academia para que la visibilización de la mujer sea óptima, pero
negamos que la desigualdad de la mujer sea causada por el idioma.
Es una consecuencia más de algunos machismos o masculinismos que hay en el idioma, pero no somos causantes de una situación social que se nos escapa y está al margen de lo que hacemos.
Respecto de situaciones como el sexismo lingüístico y cuestiones del desdoblamiento para hacer visible a la mujer, como todos/todas, ciudanano/ciudanana, todo esto gramaticalmente es correcto, otra cosa es que no está en el uso común.
Es suficiente con utilizar un masculino genérico, que podría llamarse genérico, una palabra que complete tanto masculino como femenino. Estas formas permiten embellecer la lengua y manejarla de un modo más económico, y lo más importante, sea como sea, así es como se habla utilizando esos masculinos integradores.
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Han estado en contacto directo con los grandes corporativos tecnológicos. ¿Qué avances se tienen?
Nos damos cuenta de que somos 580 millones de hispanohablantes humanos, pero hay 800 millones de máquinas que hablan español en el mundo. Usted lleva una en la mano, yo llevo otro en el bolsillo, y en casa habla la nevera, la estufa y la cocina. Estas máquinas hablantes acabarán por enseñar a nuestros hijos y nietos el
idioma, y los fabricantes son los que deciden su idioma; puede que se produzcan variaciones.
Santiago Muñoz Machado, director de la RAE.
Para evitar esto, lo que hemos hecho es empezar a preocuparnos por el problema y contactar con las grandes firmas tecnológicas del mundo, globales, nacionales y regionales, y hemos pedido que enseñen a sus máquinas con nuestras herramientas lingüísticas, nuestros diccionarios y gramáticas, para que entrenen a sus máquinas con esto y que podamos certificar la calidad de la lengua de sus máquinas, para que no pongan en el mercado instrumentos que puedan corromper nuestras grandes conquistas lingüísticas.
El proyecto que llamamos Leia, Lengua Española e Inteligencia Artificial, las siglas son las mismas del sonido de la princesa Leia, de la Guerra de las Galaxias, para no olvidarlo.
La RAE también está activa en internet. ¿Repercute en los recursos económicos de la Academia que no se compren diccionarios en papel?
El diccionario impreso ha dejado de tener la importancia que tuvo, pero en la red el diccionario se puede consultar gratuitamente y nos consultan al mes 70 millones de personas. Nunca había ocurrido algo semejante. Hemos conseguido que algunas empresas patrocinen visitas al diccionario y buscamos otras formas de poder sobrevivir.