Durante la actividad se debatió acerca de la importancia de propiciar la integración del istmo para propiciar el crecimiento económico de los países y que sean más competitivos como bloque en el mundo.
En el foro que tardó poco menos de cuatro horas se subrayó en la necesidad de abrir las fronteras y los vuelos desde Guatemala hasta Panamá, y se puso como un ejemplo de que la burocracia perjudica a la integración el que los productos cuando son comercializados tardan mucho más tiempo para pasar por las aduanas que lo que tarda en otras partes del mundo cuando debe recorrer regiones más largas.
Sin embargo, los panelistas reconocieron que la integración enfrenta varias amenazas, entre estas, el populismo que ofrece soluciones irreales en plazos muy cortos de tiempo.
Por ejemplo, el expresidente de Uruguay, Luis Lacalle (1990-1995), contó como el Mercosur nació como un gran proyecto de integración económica para los países de Suramérica, pero se transformó en político cuando “apareció el chavismo y el socialismo del siglo 21”, y que en el momento en que algunos gobiernos coincidieron ideológicamente el proyecto terminó en “un club político de gobiernos y no de países”.
Lacalle destacó que cuando se firma un acuerdo de integración se adhiere a un país y no a un gobierno.
El exmandatario argentino Mauricio Macri precisó que debido a la revolución tecnológica las personas tienen más información que antes y por lo tanto muchas expectativas, por lo cual “hay que blindarnos de los aventureros” que ofrecen resolverlo todo a la velocidad con que se accede hoy en día a la información.
Estos políticos, aseveró Macri, “ofrecen soluciones en tiempos irreales y proponen pan para hoy y hambre para mañana”. “El populismo lleva a hipotecar el futuro y compromete el desarrollo y el futuro básico de las comunidades”, aseveró el exgobernante argentino del 2015 al 2019.
Los exmandatarios debatieron sobre los problemas que enfrenta la región para alcanzar la unidad. En ese sentido, el exgobernante de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002), refirió que se debe analizar la homologación de aranceles y la aplicación de tratados de libre comercio, así como invertir en recurso humano, con más presupuestos para salud y educación, algo que no se hace hoy en día.
Agregó que muchas veces los intentos integracionistas se ven truncados debido al miedo. “El miedo del productor costarricense a los salarios más bajos en el Triángulo Norte y el miedo del político a tener que ceder un poco el manejo a los demás”, citó como ejemplos Rodríguez.
Amenaza de narcotráfico
Otro de los foros que llamó la atención fue en el que exfuncionarios de EE. UU. hablaron sobre las amenazas en materia de seguridad que enfrenta Centroamérica. Destacó la participación del hasta hace poco secretario de Seguridad Interna de EE. UU., Kevin McAleenan, quien firmó varios acuerdos de seguridad con los países de la región para reducir la migración irregular.
Los expertos reconocieron que EE. UU. es el mayor consumidor de droga del mundo y que, de hecho, unas 70 mil personas mueren al año a causa de sobredosis, razón por la cual señalaron que los países por donde transitan narcóticos deben incrementar sus asignaciones presupuestarias para reducir el problema y luchar contra las bandas que trafican drogas.
En ese sentido, los expresidentes de Costa Rica, José María Figueres (1994-1998), y de Colombia, Andrés Pastrana (1998-2002), respondieron que EE. UU. también tiene la responsabilidad de luchar contra ese mal y urgieron a implementar un “Plan Centroamérica”, similar al Plan Mérida de México y al Plan Colombia, de ese país, para combatir al narcotráfico.
Figueres recordó que, a Colombia, EE. UU. otorgó US$10 mil millones en 10 años con lo cual fue posible comenzar una reducción de la producción de cocaína, de igual forma para México el aporte fue cercano a los US$1 mil 300 millones en cinco años.
“Es cierto que en Centroamérica tenemos que hacer mucho contra las drogas, pero también es cierto que EE. UU. tiene que hacer mucho más”, remarcó Figueres, lo cual provocó el aplauso de los asistentes a la actividad.
“Es una tragedia la muerte de 70 mil norteamericanos por sobredosis de droga. En Centroamérica estamos ya en 20 homicidios por cada cien mil habitantes, muchos a causa del narcotráfico y eso también es una tragedia”, remarcó el exgobernante costarricense.
Pastrana precisó que, a raíz del Plan Colombia, su país se convirtió en el tercer receptor de ayuda por parte de EE. UU. Añadió que no solo esa potencia mundial debe ser corresponsable en la lucha contra el narcotráfico, sino también Europa, que se ha convertido en el mayor consumidor de droga per cápita del mundo.
El exgobernante colombiano recalcó que cualquier plan que pretenda luchar contra el narco debe también tener un componente social para darle al campesino una alternativa para que deje el negocio ilícito. El plan también debe contemplar el fortalecimiento institucional y militar y contar con el apoyo total de EE. UU. de los partidos Republicano y Demócrata, agregó.
Hay que reconocer que estamos mal
El expresidente del gobierno español, José María Aznar, expuso que el primer paso para resolver los problemas y propiciar una verdadera integración es “reconocer la situación” ya que “sinceramente, algo hemos hecho mal y eso lo tenemos que corregir”.
“Sin una aceptación fundamental de la realidad y de lo que se ha hecho no seremos capaces de alcanzar la integración”, enfatizó Aznar.
Laura Chinchilla, exmandataria de Costa Rica (2010-2014), expuso que “debe haber un cambio que venga de abajo para arriba” porque de lo contrario “las mujeres con sus hijos en brazos o en su vientre” —en referencia a los migrantes—, van a seguir buscando una mejor vida para sus hijos en otros países.
En ese sentido, precisó la política costarricense, la importancia de la integración radica en que a partir de ella se pueden propiciar políticas que impacten positivamente a la comunidad.
“No podemos seguir construyendo economías sobre la base de las remesas y del lavado de dinero o de la mano de obra barata que atraiga inversión”, enfatizó la exmandataria, quien advirtió de que en 10 años se sumarán a la economía millones de jóvenes en edad productiva, por lo cual el PIB de la región debe crecer un 30% o más, de lo contrario “Centroamérica será una región de mayor desesperanza de la que es hoy”.
El presidente de la fundación Libertad y Desarrollo, Dionisio Gutiérrez, expuso que Centroamérica necesita un modelo de desarrollo fundado en su integración económica; además, el plan precisa que una institucionalidad fuerte y de libertad plena.
A los presidentes de los países de la región los instó a ser los “próceres del siglo 21”. “Ellos pueden hacer que Centroamérica sea la nación de naciones”, recalcó Gutiérrez, quien excluyó de su mención al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
En ese sentido, dijo confiar en que pronto los nicaragüenses puedan elegir a un presidente de forma democrática puesto que “merecen libertad”.
Entre otros exgobernantes también participaron Felipe Calderón de México (2006-2012) y de Ecuador, Jamil Mahuad (1998-2000. También estuvo el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei, quien clausuró el evento.
En tanto que los actuales gobernantes de El Salvador, Nayib Bukele, y de Honduras, Juan Orlando Hernández, así como el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, cancelaron su participación.