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Delegados del Camip dijeron que los pacientes fueron informados a través de llamadas telefónicas y redes sociales sobre las medidas implementadas, ya que son considerados más vulnerables ante los efectos del coronavirus.
Testimonios
Edwin Tello, dijo que llegó al Camip a recoger la medicina de un familiar; sin embargo, se mostró molesto debido a que tuvo problemas para recibir el medicamento.
“Vine el día de la cita de mi familiar pero no me entregaron el medicamento, me dijeron que viniera tres días después y hoy me lo dieron. Esto es una perdida de tiempo”, refirió.
Manuel Castillo de 65 años dijo que no le dieron el medicamento de su tío, al argumentar la administración que él también es una persona de la tercera edad y debía acudir una persona más joven para que se le entregará la medicina.
“Solo porque tengo 65 años no me dejaron entrar y vengo desde la zona 2 a pie, mi tío no puede caminar, no tiene más familiares y no tiene quien venga por su medicina”, expuso.
Alfredo Cierra otro de los jubilados dijo que no hay la suficiente información sobre las medidas implementadas.
“Mire la gran cola, se supone que nos tratan de cuidar, deberían mandar la medicina a domicilio, tenía cita el 25 de marzo y me llamaron que mejor pasara hoy por la medicina, se supone que no tenemos que salir pero nos obligan por estas situaciones”, acotó.
Delegados del Camip aseguraron que las largas filas de beneficiados que se forman antes de ser atendidos se deben a que se respeta el metro de distancia entre cada persona, también se indicó que por el momento solo se atiende de 7 a 12 horas del medio día, además, se informó que se puso a disposición líneas telefónicas para otorgar información a los jubilados, quienes aseguraron que nadie contesta en dichas líneas.
Pilotos
Decenas de pilotos y ayudantes de los buses de la ruta 22 y 23 se reunieron en uno de los predios ubicados en la colonia el Milagro zona 6 de Mixco, en donde se pronunciaron y solicitaron al presidente Alejandro Giammattei una ayuda económica o víveres, al asegurar que no tienen dinero para comprar alimentos para sus familias.
“Por este medio nosotros le hacemos un llamado al señor presidente para que nos de ayuda económica o con víveres, porque lo que teníamos ahorrado, con los días que no hemos trabajado ya se gastó, entonces la verdad es que ya nos viene pago de cuarto, luz, agua y varios servicios y lo que tenemos en la casa se nos está acabando”, dijo Giovanni Carranza, mientras sostenía una carta que firmaron unos 80 pilotos.
Los conductores, ayudantes y mecánicos de los buses del transporte público dijeron que les “urge volver a trabajar” y se comprometerían a tomar las medidas de prevención, entre estas el uso de mascarilla, guantes y gel desinfectante.
“Somos un grupo de personas, no queriendo ver un bien para nosotros sino para nuestras familias, ya nos vemos en la necesidad de pagar servicios básicos, alquiler, cuanta cosa se nos viene. Lo que queremos es trabajo, queremos que agilicen la reactivación de los buses urbanos dentro de la ciudad capital y la ayuda que necesitamos”, indicó Julio de León, otro de los pilotos de la ruta 22.
Los pilotos dijeron que a diario ganan entre Q100 y Q150 que sirven para la compra de alimentos y el pago de servicios.
También indicaron que se acerca el fin de mes y no tendrán para pagar el alquiler de las viviendas y alimentación de sus familias.
El hambre los obliga
Vecinos de la colonia Lo de Bran I en la zona 6 de Mixco, se ven en la necesidad de obviar algunas de las recomendaciones sanitarias para evitar la propagación del coronavirus, con tal de acceder a un plato de comida.
El comedor a cargo del Ministerio de Desarrollo Social del municipio de Mixco cuenta con recursos para poder otorgar 250 raciones de desayuno y 350 almuerzos, aunque en la primera jornada llegan unas 350 personas y durante las tardes hasta 500, según datos de los coordinadores del lugar.
Lo anterior hace que en las afueras del comedor se aglomeren decenas de personas que esperan durante varias horas para alcanzar un plato de comida. Es común la presencia de personas de avanzada edad, hombres, mujeres y niños de todos los tamaños. A pesar de las restricciones sanitarias para combatir el covid -19, la mayoría no cuenta ni siquiera con una mascarilla.
Otro de los inconvenientes es que quienes acuden al comedor social no guardan una distancia prudente, posiblemente por el mismo miedo que tienen de quedar sin la comida que les proporciona el Mides.
Felisa Cabrera, quien es representante de la Municipalidad de Mixco para dicho comedor, explicó que desde el pasado lunes han agrupado a los vecinos en pequeños grupos y les piden que vayan a casa y lego regresen, aunque la mayoría no cumple con estas medidas.
“Es un tema muy difícil pero si se está haciendo lo más que se pueda para poner orden acá, estamos cumpliendo con venir y decirles a las personas lo que ellos no pueden hacer”, comentó Cabrera.
Otra de las alternativas que han implementado es serviles para llevar, para evitar la aglomeración dentro del comedor, pero algunos optan por consumir sus alimentos en las banquetas o se los llevan a su residencia sin cubrirlos con algún recipiente o bolsa.
Salen por necesidad
Entre algunas de las reglas que mantienen los comedores sociales es que deben de entregar los alimentos directamente a las personas que están presentes, factor que obliga a que padres de familia acudan con sus pequeños hijos a pesar de estar viviendo un escenario nacional de prevención contra el coronavirus.
Sergio Hernández, un hombre de 30 años de edad, que por las mismas medidas preventivas se ha quedado sin fuentes de ingreso, llegó este viernes al comedor social de Mixco junto a sus dos pequeñas hijas.
Sosteniendo a una de ellas de la mano explicó que se ve obligado a salir de casa sin contar con un cubre bocas, debido a que no cuenta con el dinero para poder acceder a alimentos por su propia cuenta.
“Lo que pasa que no hay mascarillas, en el mercado a cinco las están dando y no hay dinero para comprar”,indicó Hernández, quien es consciente que salir de casa es peligroso pero aseguró que no tiene otra alternativa.
“Como no hay trabajo, no hay recursos y hay que ver cómo nos ayudamos”, precisó.
Noé Navas es un piloto de 40 años de edad, quien no ha podido salir a trabajar por las medidas sanitarias implementadas.
“Hay muchas personas que somos vendedoras, de la clase baja y también quienes trabajamos en los buses y nos cuesta tener un ingreso”,expuso Navas, quien asegura que deja la seguridad de su hogar “por necesidad”.