Bajo este argumento, es clave que pensemos de una forma mucho más crítica qué información estamos dispuestos a ceder, a cambio de entretenimiento o acceso a más información.
Debemos de cuestionar hasta el cansancio las fuentes de información que consumimos, aplicaciones que instalamos y las páginas web que visitamos, ya que existe mucho riesgo de compartir noticias falsas, o pescar un malware (virus de internet que roba toda la información de nuestras búsquedas, uso del teclado en nuestros dispositivos, e incluso hasta contraseñas), que puede dejarnos muy vulnerables respecto a contraseñas, accesos a correos electrónicos, cuentas bancarias, números de tarjeta de crédito, fotografías en nuestros dispositivos, entre otros.
Todos cedemos información, al usar la red social más popular, encontrar el trayecto más directo y ágil a un destino, o usar el juego más entretenido del momento, las grandes empresas digitales recolectan nuestra información, y la traducen en un cúmulo de conocimiento para luego mostrarnos publicidad relacionada a nuestro estilo de vida, gustos, creencias y geolocalización.
Pero no solamente estas empresas pueden tener acceso, todas aquellas fotografías, video, textos, archivos, notas de voz que compartimos también pueden comprometer nuestra privacidad. Es por ello que en medio de esta crisis podemos ser expuestos a delincuencia común, extorsiones u otro tipo de violencia virtual que puede llevarnos a pasar situaciones poco agradables.
Les dejo con esta reflexión: Todo aquello que no queremos que alguien más conozca de nuestra vida privada, no lo agreguemos a nuestros dispositivos móviles, y todo aquello que queremos compartir sepamos que puede estar expuesto a millones de personas.
