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La Arquidiócesis de Acapulco habilitó el estacionamiento de su Instituto de Pastoral, en la tradicional zona de Caleta, para celebrar el llamado sacramento de la penitencia y del perdón con fieles a bordo de sus automóviles.
Detrás de una pared de madera con celosía colocada en el acceso a ese espacio, a manera de confesionario, un párroco con su indumentaria y mascarilla escucha a los católicos que acuden al llamado a la “auto-confesión”.
Camionetas, sedanes y hasta motocicletas desfilan delante del confesionario improvisado del sacerdote Marco Antonio Galeana, sentado en un sillón de oficinista, con ruedas, y flanqueado por un gran crucifijo.
“Vamos a estar a tres metros de distancia. El que se viene a confesar no se baja del auto, siempre va a permanecer en su auto y se le da un cubrebocas”, explicó Galeana a la AFP. “Después de que se vaya cada penitente se rocía un liquido de limpieza para sanitizar el ambiente”.
Diversas parroquias iniciaron transmisiones en vivo de sus tradicionales liturgias de Semana Santa a través de redes sociales, ante el cierre de templos y de la Catedral local por la emergencia sanitaria.
“La Iglesia hoy más que nunca tiene que estar cerca de sus fieles. Los fieles necesitan cuidar su salud pero también, en estos momentos de mucho estrés, de mucha incertidumbre y confusión, necesitan atención espiritual”, concluye el cura.
Hasta el miércoles, México registraba 3.181 casos confirmados de coronavirus y 174 fallecidos.