El sumo pontífice considera que esas personas pasan a formar parte de los “crucificados de la Historia”, según declaró, por teléfono, en un programa dedicado al Viernes Santo, en el que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús.
“Me siento cerca del pueblo de Dios, sobre todo de los que más sufren, de las víctimas de la pandemia, del dolor del mundo”, declaró el papa argentino. Asimismo, afirmó tener en cuenta “la esperanza, que no quita el dolor, pero tampoco decepciona”.
El viernes por la noche, a la luz de las antorchas, el jefe espiritual de 1 mil 300 millones de católicos celebrará un Vía Crucis en formato reducido por la plaza de San Pedro del Vaticano, acordonada por la policía.
Estará acompañado por un grupo de cinco detenidos de una prisión de Padua y por un grupo de cinco médicos y enfermeros del Vaticano.
Desde 1964, el Vía Crucis en presencia del papa tenía lugar con miles de fieles en torno al anfiteatro romano del Coliseo, espléndidamente iluminado.