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“Por cinco minutos usted la deja ahí que se esterilice y ya usted puede salir confiado de que estas mascarillas ya quedaron liberadas de todo”, continúa el relato del video compartido al menos desde el 12 de abril pasado en redes sociales.
En el video se pueden ver dos tipos de mascarillas: una quirúrgica y otra con una válvula.
¿Qué dicen los especialistas?
Expertos consultados aseguraron que ambos insumos sanitarios son desechables y que este método de esterilización no sirve.
“Puede que la exposición a altas temperaturas logre eliminar el virus, cosa que no está demostrada, pero suponiendo que así fuera: el problema es que se altera el material del que están hechas las mascarillas y dejan de filtrar adecuadamente”, señaló Vivian Luchsinger, académica del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile.
Mascarillas quirúrgicas
En el caso de las mascarillas quirúrgicas, Cristian Paredes, académico de la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad Católica, coincidió en que no pueden ser reutilizadas ni esterilizadas con vapor de agua hirviendo: “Está diseñada con una tela de papel no tejido, de un solo uso y su utilidad está condicionada a que ésta no se humedezca, si no, el entramado del papel pierde su capacidad filtrante, perdiendo toda la habilidad para protegernos del virus exterior o de evitar que expulsemos el virus en caso de estar contagiados”.
Mascarillas con filtro
Por otro lado, Alejandro Dinamarca, doctor en microbiología de la Universidad de Valparaíso y experto en virus y bacterias, explicó que con el vapor de agua hirviendo “podría haber una reducción de los microorganismos pero no una eliminación completa, habría que estudiar y validarlos para ver si hay una esterilización completa”. Además, añadió que al someter una mascarilla con filtro a la humedad del vapor, “éste pierde sus propiedades físicas, y eventualmente podría perder su capacidad de filtrar e incluso hacer que se ‘tape’ y evitar que fluya aire”.
En el caso de modelos como el N95, Paredes explicó que existen estudios en curso sobre su posible esterilización para volver a usarlas un par de veces: “Las técnicas que utilizan, en este caso, son por calor seco y con radiación ultravioleta que al parecer demora un poco más en deteriorar la mascarilla. Faltan aún estudios para confirmar esto”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es enfática: “No reutilice las mascarillas de un solo uso”. Añade que éstas deben desecharse en un recipiente cerrado.
La OMS también insiste aquí: “Las mascarillas faciales de uso médico desechables están concebidas para utilizarse una sola vez. Después de su uso, deben retirarse mediante técnicas apropiadas (por ejemplo, sin tocar la parte frontal, retirar estirando por detrás las tiras elásticas o lazos que las sujetan a las orejas) y desecharse de inmediato en un cubo con tapa para desechos infecciosos, y posteriormente se realizará la higiene de manos”.
El Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) también recomienda tirar las mascarillas desechables luego de usarlas una vez.
“Al sacar la mascarilla, tómala desde atrás evitando tocar la parte frontal. Si es desechable, se debe desechar de manera segura”
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) también recomiendan botar las mascarillas desechables luego de usarlas.
“No es lavable, ni es reutilizable”
En este documento de un fabricante de mascarillas, primero se presentan las diferencias entre una mascarilla quirúrgica de gasa o tela y las que llaman respiradores: “Las máscaras quirúrgicas no están necesariamente diseñadas para sellar firmemente la cara, por lo que el aire podría tener fugas alrededor de los bordes”.
En cambio, los respiradores “contienen material filtrante y están diseñados para formar un sello con la cara del usuario, de modo que el aire pase a través del filtro (en lugar de los bordes) antes de ser inhalado. Una opción común es un respirador facial filtrante desechable (FFR), a veces conocido como respirador de partículas, como los que se muestran a continuación”.
Luego, el documento indica que los respiradores no se pueden lavar: “En ninguna circunstancia se debe intentar limpiar o lavar un respirador de pieza facial filtrante (particulado) de 3M”, y que sí se pueden reutilizar, pero bajo ciertas condiciones:
- “Las FFR siempre deben inspeccionarse antes de cada uso. Si un FFR se ensucia, se daña, se moja o es difícil de respirar, debe desecharse y reemplazarse adecuadamente.
- Si el FFR se utiliza para capturar cualquier cosa que pueda ser perjudicial si se ingiere o entra en contacto con membranas mucosas – como una enfermedad o infección que pueda ser transferida a través de objetos (fómites) – entonces el FFR debe ser cuidadosamente y apropiadamente desechado después de un uso”.
Es decir, el fabricante precisa que si este respirador estuvo expuesto a un virus, no puede ser utilizado nuevamente.
“Para el caso de enfermedades infecciosas, no es lavable ni es reutilizable”, aclaró el doctor en microbiología Dinamarca. La doctora Vivian Luchsinger, de la Universidad de Chile, también indicó que dicha reutilización se refiere a ambientes en que no se estuvo expuesto a un virus.
El documento del fabricante de mascarillas no indica formas de esterilización ni menciona que el vapor de agua hirviendo pueda desinfectarlas. De hecho, señala que si el respirador se moja, como puede ocurrir con el vapor, se debe desechar.
Por otro lado, este documento del Instituto Español de Investigación Enfermera indica que las mascarillas generalmente son de un solo uso, pero que dada la escasez durante la actual pandemia del COVID-19, “se recoge la posibilidad de reutilización de las mascarillas de filtración dada la falta de suministro. Se trataría de una ‘reutilización limitada’ y se deben consultar los departamentos de preventiva y control de infecciones de los centros sanitarios”.
En conclusión, es falso que el vapor de agua hirviendo sirva para esterilizar mascarillas. Según expertos, esta metodología debilita el material, previendo un único uso.
*Esta verificación fue realizada en base a la información científica y oficial sobre el nuevo coronavirus disponible a la fecha de esta publicación.