Las observaciones complementan la red de estaciones terrestres y boyas marítimas que sirven como datos de entrada para que supercomputadoras corran los modelos que generan el pronóstico meteorológico global, del cual se derivan la mayoría de pronósticos del tiempo que se utilizan en el planeta.
Debido a la pandemia existe una reducción considerable en la cantidad de vuelos, por lo que al haber menos datos de entrada la calidad de los pronósticos podría verse afectada.
Los aviones toman datos como la velocidad del viento, la temperatura y la humedad, por lo general, a una altura de aproximadamente 11 a 12 km (35 mil a 40 mil pies), que es la altura de crucero típica de los vuelos comerciales. Esta información es muy valiosa principalmente para pronósticos de corto plazo a menos de 24 horas, pero también contribuyen a los pronósticos de hasta siete días.
Los satélites pueden captar parte de estos datos, aunque no son tan precisos como una medición directa como la que hacen los aviones.
La situación no es muy diferente para el monitoreo en los océanos, pues a pesar que existen boyas que actúan como estaciones meteorológicas automáticas en el mar, los barcos monitorean el tiempo con sus sensores, pero en muchos de ellos ya no viajan los científicos que se encargan de colectar y analizar datos. La pausa científica podría poner en peligro los pronósticos del tiempo a corto plazo y amenazar los estudios climáticos de largo plazo.
Seguramente se tendrá que lidiar con lagunas en los datos que se han recopilado regularmente durante décadas, esto es catastrófico para los registros históricos, y los científicos tendrán que ver cómo enfrentan este problema.
Por trabajos en datos que he efectuado, esto ha ocurrido en condiciones especiales, para citar casos en la región centroamericana, en la guerra civil en El Salvador, o el huracán Mitch, en Honduras, que provocó que algunas estaciones se dañaran y no se pudieran reparar en el tiempo inmediato o se perdieran por completo, pero nunca a una escala global como lo es ahora.
Un dato no medido es un dato perdido para siempre.
* Con información de la Revista Nature y OMM