En muchas partes del mundo el problema no es la escasez de agua, sino que el agua disponible está contaminada. Esto no es sorprendente, considerando que el 80 por ciento de las aguas residuales de países en desarrollo y emergentes no son tratadas. Aquí es donde entran en juego dispositivos como el SunSpring Hybrid. El brillante cilindro alberga un sistema de filtración que puede convertir diariamente más de 20.000 litros de agua sucia en agua potable. Tal vez lo más importante sea su rápida instalación en cualquier lugar, siempre que haya una fuente de agua como un río o un pozo cercano. Gracias a los paneles solares incorporados y a una turbina de viento opcional, el sistema no necesita fuente de alimentación. Además, funciona durante diez años sin mantenimiento, lo que lo hace ideal para regiones remotas sin conexión a la red eléctrica, o lugares que han sido afectados por fenómenos climáticos extremos u otros desastres naturales.
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Bebiendo niebla
También hay lugares donde incluso escasea el agua sucia, como en el desierto de Atacama, en el norte de Chile, o en partes de la cordillera del Atlas en Marruecos. Sin embargo, esos lugares tienen en común una gran cantidad de niebla. Desafortunadamente no se puede beber la niebla, ¿o sí? Los recolectores de bruma hacen posible lo aparentemente imposible. A medida que la neblina atraviesa las densas redes verticales, diminutas gotas de agua quedan atrapadas entre las fibras y lentamente gotean por la malla hacia un depósito de recolección. La idea no es nueva, pero varios investigadores están trabajando para que los recolectores de niebla sean más eficientes y duraderos.
No tire de la cisterna
No solo se trata de conseguir agua limpia. También es importante usarla con moderación. Un lugar donde desperdiciamos mucha agua es el baño. Una sola descarga de un inodoro tradicional en EE. UU. puede consumir hasta 26 litros del preciado recurso. Al mismo tiempo, un tercio de la población mundial sigue sin tener acceso a un retrete, lo que supone una enorme carga para el medio ambiente y plantea graves riesgos para la salud pública. Entonces, ¿cómo podemos proporcionar inodoros a quienes no los tienen y evitar usar tanta agua al tirar de la cisterna? El inodoro de nano membrana podría ser la solución. El retrete de alta tecnología no utiliza agua ni energía externa. Por el contrario, convierte el excremento en agua limpia (aunque no potable) y ceniza, utilizando la “biomasa” como fuente de energía en el proceso. Por muy futurista que pueda sonar, no es una quimera. El diseño de los investigadores de la Universidad de Cranfield, que ha ganado el concurso “Reinventando el Inodoro” de la Fundación Bill y Melinda Gates, ya se están probando prototipos en condiciones reales.
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Invernaderos flotantes
Alrededor del 97.2 por ciento del agua de nuestro planeta es salada, y por ende inadecuada para el cultivo de alimentos. Leilah Clarke, una estudiante de diseño de la Universidad de Sussex, quiso cambiar esta realidad y ha diseñado una especie de boya flotante como invernadero, que genera su propia agua dulce. La idea es bastante simple: las boyas flotan en el mar y el agua de mar se evapora bajo ellas. La humedad se eleva por la campana de vidrio y, cuando golpea el cristal, el agua se condensa, corre por las paredes de la campana y riega las plantas que crecen en su interior. Todavía es un prototipo, pero invernaderos flotantes como este, frente a las costas de zonas desérticas, podrían proporcionar alimentos sin agotar la escasez de aguas subterráneas.