Justo a mediados de marzo Italia, España y Alemania comenzaba la etapa de con lo cual se empezaron a contar por miles los contagiados cada día y por cientos los decesos, incluso hubo jornadas en las que el número de muertes rebasó las cuatro mil.
Hoy en día, parece que la esperanza intenta resurgir en estos países y en medio de medidas de seguridad sus habitantes tratan de retomar lo que empieza a conocerse como la “nueva normalidad”.
Conciencia
En España, uno de los países más golpeados por la pandemia en Europa, llevan ocho semanas desde que comenzó la etapa de mitigación y desde que el Gobierno decretó estado de alarma, con lo cual llegó el cierre de actividades.
Ahora, poco a poco, el país comienza a abrir por regiones, a excepción de Madrid y Barcelona donde todavía hay focos importantes de contagios y las unidades de intensivo aún están en alerta.
El agregado comercial de la Embajada de Guatemala en aquel país, Denis Ortiz, precisó que el fin del confinamiento empieza a vislumbrarse, pero que para ello ha sido necesario que la población acate las medidas que dicta el gobierno.
Denis Ortiz, encargado de negocios, embajada de Guatemala en España
“Aunque las autoridades son nuestros guías y establecen las reglas, es muy importante la concientización. Las personas han sido conscientes en mantener las medidas como el uso de mascarilla y el distanciamiento social. Es importante que se tomen con seriedad lo que conlleva esta pandemia”, asevera Ortiz.
Añade que los cambios que se necesitan para derrotar a la pandemia del covid-19 debe venir de la gente.
“Si la gente no toma conciencia de esto por más medidas que pongan las autoridades o gobiernos no se podrá controlar la pandemia”, subrayó.
Sin embargo, con más de 232 mil contagios y 27 mil 800 fallecidos, el país ibérico parece que ha aprendido a lección.
La gente obedece
La experiencia de Alemania con el coronavirus también ha sido devastadora. Con más de siete mil muertos y cerca de 180 mil contagios, ese país también comienza a pensar en dejar atrás la fase de mitigación, ahora ya han abierto algunos comercios como barberías y restaurantes.
Todo empieza a ser más esperanzador, después de que hace cuatro semanas estaban en lo peor de la enfermedad -en el centro de la fase de mitigación-, con 12 mil contagios diarios.
Francisco Cali, embajador de Guatemala en Alemania
El embajador de Guatemala en ese país, Francisco Cali, destaca cómo los alemanes han obedecido las directrices del Gobierno presidido por la canciller Ángela Merkel y se ha “auto confinado”.
Y es que, en Alemania, enfatiza Cali, por su historia el Gobierno prefirió no imponer el confinamiento sino dejarlo como una sugerencia; sin embargo, cuando aconsejaban quedarse en casa “las calles se quedaban vacías”.
Además, todos usan mascarilla y están siempre separados a una distancia adecuada, no necesariamente porque no quieran contagiarse, sino porque no quieren contagiar a otras personas.
“Con eso se ha logrado que el nivel de contagios en Alemania sea bajo -porque- la población alemana es muy disciplinada”, enfatiza Cali.
Al hablar de qué experiencias alemanas podrían adecuarse a la realidad guatemalteca, Cali reconoce que “son situaciones completamente distintas”, y aparte de destacar la disciplina de los germanos, asevera que el Gobierno de Merkel ha ayudado económicamente a las medianas y pequeñas empresas y a sus trabajadores, por lo cual estos han aceptado sin problemas quedarse en casa.
Luis Fernando Carranza, embajador de Guatemala en Italia
Desde un principio el Gobierno advirtió que hasta el 80 por ciento de la población se contagiaría, entonces la idea con las medidas era que el sistema de salud no colapsara “y lo han logrado hacer”, destacó el diplomático.
La experiencia italiana
Con 227 mil contagios y 32 mil 300 fallecidos, Italia también le ha tocado sufrir con la pandemia del nuevo coronavirus. Hoy se apresta a pensar en la normalidad, toda vez la gente obedezca las directrices del Gobierno.
“A partir del 18 de mayo abrieron varios locales comerciales, tiendas de ropa y restaurantes de comida para llevar”, dice Luis Fernando Carranza, embajador de Guatemala en Italia.
Algunas libertades se permitieron después de ocho semanas de confinamiento casi total, desde que comenzó la fase de mitigación de la pandemia, aproximadamente de mediados de marzo, hasta el 17 de mayo. Lo único que había abierto en esas semanas eran los supermercados y las oficinas de correo.
Por esos días, cuenta Carranza, hubo picos de muertos de hasta cuatro mil al día. “Muchos analistas piensan que el confinamiento comenzó muy tarde”, pero para el centro y el sur de Italia llegaron a tiempo, añade.
Carranza afirma que los italianos andan ahora un tanto más relajados, e inexplicablemente se ve más esta actitud en la zona de Lombardía, la que más ha sido afectada por la pandemia, lo que al final de cuentas podría derivar en otra ola de contagios y la imposición, otra vez, de restricciones.
En Suecia
El manejo de la pandemia en Suecia ha sido un tanto distinta a la de Italia, España y Alemania, aunque no ha escapado de las críticas.
Si bien es cierto, en el país nórdico la cantidad de contagios y fallecidos por coronavirus son menores a los de estos países -31 mil y 3 mil 800, respectivamente-, su número de habitantes también es bastante inferior, alrededor de 10 millones de personas en un territorio de 450 mil kilómetros cuadrados.
Luis Morales es un guatemalteco que radica en Suecia desde hace varios años y cuenta que en ese país no hubo mayores restricciones, las escuelas continúan funcionado, así como el transporte público.
Sin embargo, este guatemalteco que precisamente labora en una escuela donde hay más de 800 estudiantes, afirma que el sistema de salud no ha colapsado y que la curva de contagios, de hecho, se mantiene estable y no ha habido un punto elevado significativo.
“En Suecia, las escuelas no han cerrado porque se consideró que los niños no son tan vulnerables, pero sí se están tomando medidas, de distanciamiento, por ejemplo”, asegura Morles, quien es crítico de que en Guatemala se hayan suspendido las clases y aún así los colegios sigan cobrando las mensualidades.
No obstante, reconoce que el país donde radica y de donde es originario tienen realidades muy distintas y al final de cuentas suspender las clases o no termina siendo “una ruleta rusa”.