“En el tema de los taludes en el tema de taludes, que han dado problemas, una de la recomendaciones, prácticamente es de que la empresa tiene que reembolsar Q15 millones, puesto que un renglón de trabajo no fue ejecutado de la manera adecuada”, afirmó el funcionario.
Indicó que el trabajo en cuestión tiene que ver con un muro encavado, que también fue mencionado en uno de los hallazgos que de la obra hizo la Contraloría General de Cuentas.
Lemus precisó que aspiran a llegar a un acuerdo con la empresa a cargo del proyecto, Constructora Nacional (Conasa), para que sean ellos quienes se hagan cargo de los trabajos para estabilizar el tramo, puesto que si declinan y devuelven los Q15 millones se llevaría mucho tiempo para licitar, adjudicar y concluir los trabajos.
El funcionario indicó que el informe fue evaluado por un grupo de ingenieros de la Dirección General de Caminos, dependencia del CIV, quienes hicieron una evaluación para determinar si la empresa cumplió con las especificaciones técnicas y parámetros de construcción de la obra.
Agregó que el informe ya fue entregado a personeros de la constructora y que al cumplir con estas recomendaciones el CIV ya puede recepcionar la obra. Toda vez esto no ocurra la responsabilidad del proyecto “aún es de la empresa”.
“Queremos llegar a un acuerdo para que sea la misma empresa —la que haga los trabajos— porque es un proyecto que ellos lo conocen y sería ideal que ellos lo terminaran, si no están de acuerdo nos tocaría a nosotros hacer una nueva licitación, pero no tenemos tiempo”, expuso el funcionario.
Proyecto millonario
El Libramiento de Chimaltenango, proyecto que costó más de Q500 millones, comenzó a construirse durante el gobierno de Otto Pérez Molina, ante el incremento del transito por la ruta Interamericana que atraviesa la cabecera departamental y que provocaba embotellamientos de hasta tres horas.
La obra se atrasó poco a poco y no fue sino hasta la Semana Santa del 2019 que se habilitó el paso. El gobierno de Jimmy Morales catalogó al Libramiento como una de las obras más grandes de esa administración.
Sin embargo, con las primeras lluvias del año pasado comenzaron los problemas que se dan en una pequeña parte del tramo que en total comprende poco más de 15 kilómetros. Desde entonces, no han cesado los derrumbes, aunque por suerte aún no se cuentan víctimas humanas, a pesar que han sido de grandes dimensiones.
“Cumplimos con los requerimientos”
Pero Conasa sostiene que para la construcción del proyecto la empresa ejecutó los trabajos conforme a los planos elaborados y entregados por la Dirección General de Caminos (DGC).
“Se hizo —el proyecto— bajo las condiciones que especificaban sus bases, las especificaciones técnicas y los planos constructivos que nos fueron entregados. Nosotros no somos diseñadores únicamente somos constructores”, aseveró Jorge Tejada, representante de Conasa.
Resaltó que los problemas solo se dan en un área de dos mil metros cuadrados de taludes, ni siquiera el 1 por ciento de estas estructuras que tiene el proyecto.
Tejada precisó que el tramo que da problemas fue uno de los últimos en donde el CIV adquirió los derechos de vía, por esa razón en los años previos en los que se trabajó la obra no hubo derrumbes.
Añadió que, debido al interés por comprender qué es lo que ocurre en el área, Conasa pagaron por la elaboración de estudios geotécnicos que dieron como resultado que los materiales de esa parte de la montaña que fue cortada para que ahí pasara la carretera son muy inestables.
Tejada declinó hacer comentarios sobre la advertencia del titular del CIV de que la empresa, o devuelve el dinero o hace los trabajos, con el argumento de que desconocía las declaraciones del funcionario; sin embargo, aclaró que el estudio que efectuó Conasa se entregó a las autoridades anteriores para que las soluciones ahí especificadas “las implementara el Ministerio”.
“Pueden —el CIV— encontrar alternativas de quien los ejecute. Nuestro trabajo había sido concluido”, subrayó.
El estudio
El estudio determina que el corte hecho en los alrededores del kilómetro 61 habría interrumpido el flujo natural del agua subterránea hacia el sur por lo que este seguirá llegando a los taludes que seguirán provocando deslizamientos, hasta que se hagan las obras de estabilización.
Además, que, con la recarga hídrica provocada por la lluvia en esa zona, el agua llega hasta los suelos arcillosos, los cuales pierden su capacidad de resistencia entre un 50% y 60% al saturarse.
El estudio detalla como una posible solución que en el lugar se debe hacer trabajos de drenajes, suelos enclavados, activos y pasivos y colocación de mallas de doble torsión.
Tejada aseguró que el estudio se le entregó a las actuales autoridades a quienes se les recalcó que había que intervenir en el área antes de la época lluviosa, pero “desafortunadamente” fue el cambio de gobierno y “como pasa en otros lugares se cambia a muchos funcionarios, y gente que conocía no la mantuvieron en su puesto”.