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Ubicada en Highland Park, Chicago, la casa tiene un “23” en la reja y es la bienvenida a una propiedad de cinco mil m2 personalizada para “Air” Jordan.
El mejor jugador de baloncesto de la historia de la NBA se ha vuelto viral gracias al documental “The last dance”, reconstruye la gloria de los Chicago Bulls entre 1991 y 1998.
Siendo jugador en activo, Jordan construyó la mansión con todo que una estrella como él podía imaginar.
La mansión tiene cancha de tenis, arena de baloncesto, campo de golf, una cava de mil botellas y casa de huéspedes, según Infobae.
Intramuros la casa tiene nueve dormitorios, 19 baños, salón de belleza, gimnasio, dos teatros, sala de cine, sala de juegos con un área especial para fumar; laguna artificial y un garage para 15 vehículos.
Por algo la casa costó US$42 millones, pero allá por 2012 salió por primera vez a la venta. Una orferta Y contrario a lo que se podría creer, la casa, ocho años después, no encuentra comprador, explica el diario digital.
Al darse por vencido de poder venderla por su cuenta, Jordan recurrió a la compañía de subastas Concierge Auctions y lograr el objetivo.
Por aún así no ha sido posible encontrar venderla. Expertos consultados por el sitio Marketwatch como Adam Rosenfield, de la firma de bienes raíces Mercer Vine, es de la idea que las casas personalizadas al gusto de una persona luego es difícil vender.
Otra razón es que Highland Park -a 44 kilómetros de Chicago- no es referente de los ricos y famosos como Beverly Hills. El fisco también tiene parte en este problema: US$100 mil anuales no es algo para tomar a la ligera.