Los cuidados crecen en especial para proteger a la madre y al bebé para no contagiarse de esta enfermedad causada por este nuevo virus que tiene un período de incubación entre cinco y 14 días.
Como se sabe, el mecanismo principal de transmisión es por gotas respiratorias que no permanecen suspendidas en el aire y se depositan a menos de uno o dos metros, y por contacto directo de las mucosas con secreciones, o con material contaminado por estas, que pueden transportarse en manos u objetos.
Las mujeres embarazadas experimentan cambios fisiológicos e inmunológicos que les hacen más susceptibles a cualquier infección viral y bacteriana, por ello es importante su cuidado y protección.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó que, hasta ahora, en los casos estudiados no hay evidencia sobre la transmisión de madre a hijo en mujeres con infección durante el tercer trimestre de gestación, basándose en estudios que han reportado muestras negativas de líquido amniótico, sangre de cordón, secreción vaginal o leche materna.
El pediatra Roger Ramírez explica que el riesgo de contagio es cuando el bebé nace y por ello son primordiales los cuidados en el momento del parto, donde todo el personal esté debidamente protegido con el equipo necesario y al momento del nacimiento se espere unos minutos antes de cortar el cordón umbilical.
Al retrasar el pinzamiento del cordón se consigue mantener el flujo sanguíneo entre la placenta y el recién nacido, y eso puede mejorar la dotación de hierro del niño incluso hasta los seis meses de vida, así como se favorece el paso de anticuerpos maternos y con ello se impacta positivamente su salud.
Precaución y no temor
Los cuidados en casa deben ser como los tradicionales que se han tenido, pero con algunos detalles más y tanto la madre como el cuidador deben lavarse las manos con más frecuencia y cada vez que toquen al bebé.
Por la época de pandemia se sugiere evitar las visitas de familiares y amigos, “lo mejor es que la mamá y el niño estén aislados en su habitación, en especial porque el primer mes el sistema inmunológico de los niños está débil”, comenta Víctor Hugo Chur, médico especializado en alergias y asma.
Beltetón agrega que no debe existir temor para continuar el seguimiento periódico del bebé, especialmente en los primeros dos años de vida, ya que se dejaría de detectar una gran cantidad de patologías como la ictericia del recién nacido, que se presenta en las primeras dos semanas de vida, o infecciones muy serias en esta edad y anomalías congénitas detectables en los primeros meses.
La comunicación con el pediatra es esencial durante los primeros seis meses, porque el desconocimiento de los padres puede poner en riesgo la salud del infante.
La fiebre alta, la falta de apetito o poca actividad física, así como color anormal de la piel, vómitos y diarreas son signos importantes que deben ser revisados por un médico.
Chur agrega que también se ha dejado de lado la vacunación por temor a sacar al bebé de la casa. El ciclo de vacunación previene enfermedades graves y sus secuelas, la OMS estima que se evitan de dos a tres millones de muertes en el mundo.
Unicef teme que los efectos de suspensión traigan brotes de sarampión, cólera o polio, entre otras y llama a los países para que planeen la recuperación del ciclo de vacunas en cuanto las condiciones de la pandemia lo permitan.