“Usted es una excelente trabajadora, la conozco desde hace muchos años, pero debe decidir si seguir su ritmo de vida donde no tiene tiempo para usted y su salud o será muy difícil recuperarse de los desbalances hormonales que están poniendo en riesgo su vida”, dijo el médico a Helena, de 40 años.
Ella se aterró frente a una recomendación que la dejaría fuera de su profesión, pero reconocía que ya no estaba siendo productiva como deseaba y su salud decaía.
Helena decidió además de seguir el tratamiento médico, ir al psicólogo, organizarse mejor y cambiar su metodología luego de lograr algunos acuerdos con la empresa. Las cosas han mejorado desde entonces.
¿Es posible llevar el estrés a ese nivel de riesgo de la salud? La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el problema desde la década de 1990, pero en el 2019 estableció que el estrés estará en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), la cual se lanzará en el 2022. Por ahora se encuentra en el catálogo, pero únicamente como un problema de control de vida.
Por lo regular un trabajador con estrés crónico suele estar más enfermo, poco motivado, además de bajar su nivel de productividad.
Debido a las exigencias del entorno laboral actual, es inevitable que exista presión en el trabajo. Un nivel de presión que el trabajador considere aceptable lo mantiene alerta y motivado, pero cuando esta situación se convierte en excesiva comienzan los problemas.
Tomar acciones
Este es un problema que se ha tenido por décadas. Carlos Hurtarte, especialista en manejo del tiempo comenta que para no llegar a este punto es importante empezar a ser conscientes del presente y de cada día. “Vivimos preocupados por qué pasará mañana y perdemos la capacidad de ver el hoy y esto provoca dolores de cabeza, de cuello y espalda entre otras dolencias”, expresa.
Hurtarte recomienda un método para mejorar en este aspecto. Parte esencial para cada día es llevar una agenda, pero de una manera peculiar.
Ahí anotará no solo sus actividades como reuniones virtuales (frecuentes durante la pandemia), charlas, o entregas de trabajo, también se deben incluir las personales que van desde la hora de despertar, los tiempos de comida con la familia, así como ejercitarse y descansar.
“Estar sin una agenda llevará a perder el control e incluso tener experiencias en las cuales el trabajo no se detiene y en plena pandemia, estar frente a responsabilidades profesionales hasta la una de la mañana o más, sin detenerse, olvidar comer e ir sin rumbo cada día”, comenta el experto.
A diario es esencial hacer una lista en la cual anote todo lo que tenga en mente, desde responder mensajes de WhatsApp hasta cumplir con proyectos, escribir cuáles serán resueltos en 24, 48 o 72 horas o en la semana. “Al darles un espacio, esas actividades pendientes se convierten en una actividad productiva planificada con la que se limpian pendientes. La magia del tiempo empieza a hacer efecto y consigue tener espacio para actividades familiares y personales”, agrega Hurtarte.
En este video Hurtarte explica cómo aprender a diferenciar entre lo importante y lo urgente.
https://www.youtube.com/watch?v=vU0jIvfp_VQ
Nonnie Reaño Quinteros, de la Universidad Brahma Kumaris, explica que para liberarse del estrés se requiere también de un trabajo personal de empoderamiento para reconocer talentos, habilidades y recursos, y a partir de ahí generar un cambio.
“Nosotros podemos utilizar alternativas frente a aquello que nos causa perturbación, no solamente física sino psicológica y espiritualmente”, afirma y explica que el primer punto es reconocer qué es lo que causa estrés, identificarlo y expresarlo.
Posteriormente, sugiere interiorizar cómo hacer frente a esta situación y para ello tener un momento de pausa y silencio para proyectar y planificar. “Cuando identifico qué me perturba y hago silencio veo las cosas con una perspectiva más amplia y qué quiero al pasar esta situación”, agrega Reaño.
La OMS también plantea una prevención a nivel de organizaciones para apoyar la reducción del estrés.
Estas acciones van desde una definición de puestos de trabajo y evaluar la necesidad de modificar las exigencias, capacitación constante, vigilar con regularidad el grado de satisfacción del personal, hasta saber dirigir a los empleados para que reciban ayuda profesional cuando estén atravesando por un problema serio.
También se define la necesidad de un diseño ambiental adecuado, así como la educación y capacitación de los colaboradores en la temática de manejo del estrés.
Se sugiere el desarrollo de sistemas de gestión con más capacidad de respuesta y la prestación de servicios de salud a nivel ocupacional. “Un buen empleador define y gestiona el trabajo de forma que puedan evitarse los factores de riesgo de estrés más frecuentes y prevenirse en la medida de lo posible, los problemas previsibles”, explica el manual La organización del trabajo y el estrés.
La Universidad a Distancia de Madrid, en España, comparte una conferencia que explica a detalle el síndrome burnout o del trabajador quemado.